domingo, 28 de junio de 2009

McLusky – The World Love Us And Is Our Bitch

Probablemente, alguna hayas pensado:

“Esta banda es buena, sólo que nunca encuentro el momento perfecto para escucharla”.

Bien, a mi me pasa con McLusky.

Entonces me puse a pensar: ¿Quién puede escuchar McLusky a diario? ¿Dónde está el verdadero fan de McLusky?

Luego de una intensa búsqueda, lo he encontrado:



Sólo un hombre que recibe órdenes a diario, que se levanta antes del amanecer, que dejó de fumar porque está mal visto, que viaja en el subte con toda la escoria de la sociedad, que ya pidió un préstamo al banco para comprar un auto, que embarazó a su novia de toda la vida. Sí, sólo alguien con una vena a punto de estallar, puede relajarse con la ira y la agresividad de McLusky.

El resto, sólo disfrutamos de vez en cuando de su música.




martes, 23 de junio de 2009

The Clientele – El Placer Negado



DIGRESIÓN INÚTIL ANTES DEL POST.

No mucho tiempo atrás, el rock aún guardaba cierta cuota de machismo. Era para aquellos rebeldes que se enfrentaban a las convenciones burguesas, que se iban de casa “para tocar rock n’ roll”, que recibían chupadas de mujeres hermosas. Era para hombres, pero hombres de verdad, no pediatras ni sociólogos.

Los miembros de las bandas de rock contemporáneo ya no son rebeldes: son nerds universitarios adictos a internet. No tienen prácticamente sexo, son vouyeristas. Son más burgueses que el resto de la sociedad. Son analíticos, casi sociólogos. Y las mujeres hermosas prefieren al futbolista, al empresario joven, y a otro montón de desalmados millonarios, que a un pobre idiota con una banda. El rock quedó circunscripto a aquellos que no encontraron su lugar durante la secundaria.

Ponerse hoy unos pantalones de cuero, hacerse el volado, está mal visto, es considerado “grasa” (“naco”, para mi amigo mexicano). El rock perdió esa cuota de machismo que lo justificaba.

Vivimos en una época de afeminados, preocupado por su imagen, cuyo único acto rebelde se manifiesta en decirle al padre: “pa, vos no me entendés, no entendés mi música, te odio, te odio.” Y luego se abren un perfil en Facebook y empiezan a coquetear con la bisexualidad.

El rock está más preocupado en la forma que en el contenido.

-Guau, ds. Este post es una verdadera mierda.

-Lo sé, no estoy inspirado. Pero sigo.

En fin, de todas las bandas nuevas que surgen, la mayoría suelen ser una mierda. Cada tanto veo un porteño en mi MSN que ha activado la función “Mostrar lo que estoy escuchando” y leo: Coucteau Twins, The Decemberists, Metric, etc. Pura basura.

Pero hace no mucho escuché The Clientele, y aquí empieza realmente este post:

COMIENZO DEL POST

¡Qué modernidad, la puta madre!

No se nada de The Clientele, y a la vez lo sé todo. Y sólo me basta con escucharlos.

Mmm… son ingleses, todos blanquitos, de buena familia…mm… intelectuales…eee… snobs.

Su sonido me recuerda al coito interruptus: estamos con una mujer hermosa, en el lecho del amor, dándole nuestra mejor performance. Pero que cada vez que estamos por acabar, nos hacemos a un lado, respirando hondo, haciendo un esfuerzo por nunca alcanzar el clímax.

Así son The Clientele: jamás estallan, nunca nos dan esa puta satisfacción. Es el placer negado, o el placer por la negación. Supongo que así es el rock moderno.

¿Pero qué hace especiales a Los Clienteles? El talento. Sus composiciones son geniales, su sonido, lejano y etéreo. Con el tiempo, lograron un estilo particular. Y su mayor preocupación parece ser la música. Ya llevan diez años de trayectoria, por lo que se puede suponer que su paso por la historia del rock sin dudas será invisible. Pero acaso esa sea la única consigna para tener dignidad hoy en día.

Aquí, en Los Sentimientitos, los reivindicamos.

Por eso, chicas, mi estimado compañero el Sr. Fitarro (un incansable sabueso del indie rock) les ha armado este compilado de The Cliente, plagado de potenciales hits que se niegan a serlo.

Difrútenlo, porque ya no hay muchas cosas por las que disfrutar.

BAJAR


jueves, 18 de junio de 2009

Daniel D. Johnston - Basement Tapes


Ya tengo el número de la casa.

El sábado le hago una entrevista.

Mientras tanto, los que aún no saben quién es Daniel Johnston, pueden bajarse este compilado que he armado. (Acaso el mejor de LSTM)

Reúne sus mejores canciones de cuando aún grababa en el sótano de la casa de sus padres.

Aún vive ahí.

Tiene 48 años.

Y es mi nuevo ídolo personal.


BAJAR



1. Phantom of my own opera
2. Lullaby
3. I had lost my mind
4. The sun shines down on me
5. Scuttle butt
6. Heart, mind & soul
7. Desperate man blues
8. Keep punching joe
9. Pow
10. True grief
11. Speeding motorcycle
12. Don't let the sun go down on your greviances
13. The story of an artist
14. An angel cry
15. A little bit of soap
16. I'll do anyting but break dance for you darling


martes, 16 de junio de 2009

La posibilidad de una fiesta


He recorrido la mayor parte de los reductos indies de esta ciudad. Jamás escuché un tema de Television, de los Modern Lovers, o de Pavement. Sonó Blur, pero sonó Girls & Boys. Sonó The Cure, pero sonó Boys Don’t Cry. Hace poco en uno pasaron What Difference Does It Make? y, cuando estaba a punto de emocionarme, lo mezclaron con Chumbawamba.

No soy de aquellos que asisten a un bar con el objetivo de escuchar música, está claro. Mi meta, mi ideología, es conseguir alguna ingresante de psicología, periodismo o alguna de esas ramas sociales, del interior, que aún están vulnerables por el desarraigo familiar, y venderles el perfil de un tipo honesto, capaz de reemplazar la figura paterna. Luego, desecharlas.

En fin.

Hay una especie de acuerdo tácito entre los dueños de los bares que se basa en mantener todo intacto mientras sea apenas redituable. No se modifica nada: ni las meseras, ni el lugar de las mesas. La música, ni pensarlo. Se aferran a una fórmula que les da resultado, aunque sea magro. Cualquier intento de cambio es atenerse a un posible fracaso, del cual ningún argentino está exento.

El resultado es más que visible: podemos visitar cinco bares en una noche y en los cinco escucharemos la misma música, la cerveza tendrá el mismo precio, las mujeres vestirán igual. La única forma que he encontrado de obviar la monotonía es con toneladas de alcohol.

Pero se me ha ocurrido otra: una lista de temas tan inusual como excelente.

Este es el primer compilado on-line de los Sentimientitos. Basta poner play para que comience la diversión. Mi recomendación es que lo pongas en cualquier fiesta y verás como la mujer más hermosa se quita su ropa frente tuyo mientras te prepara un mojito y canta al ritmo de Ian Dury.

Enjoy.





ds