lunes, 30 de noviembre de 2009

Las 10 canciones del 2009 III

08. Do it Again de los Beach Boys

Los veranos en La Plata tienen un exquisito sabor a fin del mundo, a película de zombies, un lugar futurista y antiguo a la vez, en el que la mitad de la humanidad ha desaparecido y en el que los almaceneros (inmunes a la peste que asola el planeta) se vuelven una compañía imprescindible. La civilización corre hacia el mar cuando no debe trabajar para contaminarlo, y aquellos que ya ni siquiera creemos en el verano como concepto capitalista tenemos la hermosa posibilidad de experimentar una ciudad sin boludos alrededor. Sorprendentemente, es una sensación ambigua. Es decir, todo se pone mucho menos divertido y uno tiene más tiempo para pensar y preguntarse si en realidad el boludo no es uno, idea que desaparece cuando todos los turistas regresan y el primer adulto arroja el papel de un alfajor por la ventanilla del auto mientras putea por el embotellamiento de la ruta 2.

Los momentos a solas con uno mismo son necesarios para todo hombre y mujer de bien, pero no deberían durar demasiado. Ya conocemos la frase de Gurdjaeff, un hombre solo no puede hacer nada. Sin embargo, La Plata. Lo genial de la ciudad es que dos personas que están solas se terminan encontrando durante alguna noche estática y, de inmediato, se crea una comunidad de marginados vacacionales, especie extraña que suele deambular las calles húmedas durante noches sin ruido, solos o en la compañía de un extraño, buscando el encanto del otro. Hay un cierto heroísmo en esos individuos, una sensación de sacrificio: debemos quedarnos para proteger la ciudad de los uruguayos, o simplemente, debemos quedarnos para que la ciudad no deje de existir, para que no sea olvidada, para que siga estando allí cuando todos regresen. Las imágenes televisivas del verano parecen formar parte de un sueño, un extraño sueño donde todos saltan al compás de un jingle de cerveza. A nuestro alrededor, un estruendoso silencio. La quietud de la ciudad me hace pensar que el silencio existe, es decir, que es una sustancia tangible que flota en el aire producto de una humedad pesada que lo invade todo, no una abstracción sino una materia liviana que el amontonamiento de gente tiende a dispersar.

En ese contexto, suceden cosas sorprendentes. Uno tiene la oportunidad de hacerse nuevos amigos, gente que conocía de vista se vuelve íntima en dos o tres noches de eterna conversación y la relación trasciende el mismo verano para ser algo duradero. El contraste con la costa es total. Si, alguno pudo haberse acostado con alguno, pero la relación seguramente no perduró: se agregaron al msn y tras dos semanas yo no se hablaban al verse conectados, y al final uno decide no admitir al otro y sólo quedan meros recuerdos que el Facebook y su obscena capacidad para eliminar la memoria persisten en no borrar. Yo en cambio, me sigo viendo con las nuevas amistades creadas.

Lo más deprimente ocurre cuando los migrantes regresan insultando por lo bajo, lo que constituye una agresión velada para el que se quedó. Frases como otra vez la rutina o esta ciudad es un embole quiebran la paz de una tribu que la actividad dispersa del todo ya terminado febrero. Sin embargo, durante el resto del año, sobrevive una sensación de batalla compartida entre los que formaron parte del Club De Los Corazones Solitario de Enero, como dos ex combatientes de Vietnam que se encuentran por casualidad en la calle. Estuviste en las trincheras, parecen decirse con la mirada, en complicidad silenciosa.

Quizás por una ironía que en aquél momento no percibí, quizás por azar, el disco que me acompañó durante aquél tiempo fue un compilado de los Beach Boys que le robé a ds. La arena de mi mente, la que Wilson me hacía imaginar con sus canciones, era mucho más real que la de Punta Cana. La chica que describen en Dont Worry Baby era mucho más atractiva que las promotoras de Ku. El auto de Little Honda iba mucho más rápido que cualquiera de los descapotables que se pasearon por la calle Alem. Este posteo planeaba ser el recuento de un verano espantoso, pero voy cayendo en cuenta de que estaba equivocado. Fue un gran verano. Hice nuevos amigos, vi buen cine, me abstuve de menear las caderas al ritmo de Daddy Yankee en Sobremonte y, sobre todo, descubrí en toda su intensidad lo geniales que son los Beach Boys.

Algunos no necesitamos más que eso.

domingo, 29 de noviembre de 2009

Una nueva oportunidad


Más tarde o más temprano, lo interesante, lo que tiene que llegar, llega. “Unidad de desplazamiento” es como una explosión contenida, un cúmulo de canciones tortuosas ejecutadas de manera visceral. Me parece el disco más indicado -el único capaz- de graficar la transición de épocas. Lo del año (se editó justo en el 2000) es una casualidad numérica, la música es la que lo explica todo. Se terminó el siglo XX. Adiós.

El estado anímico del disco es perfecto. La experimentación es total. El tema inicial será insuperable incluso para la propia banda. Tiene eso que Lennon señaló de Walrus: va a ser interesante por los próximos 100 años. Y encima, a la mitad, vuelve a aparecer. La base de batería de “Flotando sobre loscos” no se le puede ocurrir a nadie que no sea capaz de dividirse. Es todo un tema el de las batas. “Unidad de desplazamiento” es el disco de Eric. A veces pienso que todos los temas allí giran alrededor de la batería.

Los Planetas resumen mi forma de pensar la música. Allí están las ideas que tengo sobre la distorsión, las guitarras, las letras, las batas, los nombres de los temas, los nombres de los discos, las mujeres, las guitarras acústicas, el amor, la producción, el bajo, el humor, el uso de los platillos, el ruido, la melancolía, la amistad, el fútbol, la noche y el siglo XXI. Sólo eso.


EM.


viernes, 27 de noviembre de 2009

Las 10 canciones del 2009 II

Hace algún tiempo, una persona que quiero me envió por mail Waterloo Sunset y luego la cuestión fue muy simple: jamás dejé de escucharlo. Sí, conocía a los Kinks, pero cometí el grave error de no prestarle atención a esta gema que por suerte ya me acompaña en los días monótonos. Es un alivio saber que todavía existen temas geniales que no escuché, que un futuro asesino serial subió a Taringa! unas rarezas de Magazine que merecen ser oídas. Internet nos ha transformado a todos en dinosaurios de Jurassic Park, depredadores alimentados sin moverse de su sitio. Pero no olvidemos que cuando al T Rex le ofrecen una cabra para que se alimente, Jeff Goldblum (el gran Jeff) dice no quiere comida, lo que quiere es cazar. Yo todavía quiero cazar.

El Waterloo Bridge flota sobre el río Thames y desde allí se puede contemplar un hermoso panorama de Londres, que en los atardeceres se tiñe de rojo y parece quebrar la flema británica que impregna los edificios. Creo que fue Bernard Shaw quien dijo que la niebla sobre Londres la generan los londinenses. Cuento todo esto porque varias veces se ha definido a esta canción como el gran himno de la ciudad, y quizás sea cierto. Hay una reposada melancolía en el tema que parece reflejar de manera perfecta esa idea romántica que tenemos de una ciudad en permanente crepúsculo en contraste con el amanecer en América. Así como Buenos Aires se volvió a fundar cuando Horacio Ferrer encontró esa imagen perfecta de la luna rodando por Callao, Davies nos hace sentir a Londres en líneas tan lindas como dirty old river, must you keep rolling, flowing into the night. People so busy, make me feel dizzy, taxi lights shine so bright. A pesar el movimiento del río (que desde Heráclito remite al tiempo) hay una sensación estática en la escena, y es válido pensar que ese estatismo corresponde a la situación del mismo narrador, que en el mejor momento de la canción dice

Every day I look at the world from my window

Y aquí es cuando Waterloo Sunset comienza a entrar en la categoría de lo sublime. Hay una gran canción de Lennon que es de la misma época, I Am Only Sleeping, en la que John dice keeping an eye on the world going by my window. También Bowie cae en una frase similar en Oh You Pretty Things!, una hermosa joya de Hunky Dory, cuando canta Look out my window what do I see, A crack in the sky and a hand reaching down to me. La idea de mirar el mundo a través de la ventana de un departamento es realmente muy linda, como si la vida misma nos trazara un marco para aprehender el mundo, el pequeño espacio de subjetividad establecido por arquitectos pragmáticos para observar una realidad cada vez más compleja e inabarcable. El narrador de Waterloo Sunset no se enamora, sólo es feliz viendo cómo Terry y Julie lo hacen. Tampoco quiere salir de su hogar, es feliz mirando el crepúsculo y contemplando a las millions of people swarming like flies `round waterloo underground. El hecho de que compare a la muchedumbre con insectos no me parece peyorativo, por el contrario, creo que es una imagen no exenta de belleza en la que el narrador reafirma su estado marginal y observa con cariño la comedia (o tragedia) humana desplegándose a su alrededor.

Sería bueno indagar en el por qué de esa auto marginación. A diferencia de otras formas artísticas como el cine, la literatura o la pintura, el rock (la gran forma popular que ha adquirido la música en el siglo XX) no ha ampliado demasiado sus horizontes temáticos. Los grandes artistas no han hablado más que de chicas y drogas, y cómo la tenencia o la carencia de estos dos elementos le otorga sentido al mundo entero. Creo que el gran éxito global del rock se basa en que le permite a la gente reencontrarse con una sensibilidad que el mundo tiende a perder por completo. Como en las mejores películas de Kubrick, la civilización tiende a lo inhumano, y el rock parece ser un refugio de sensibilidad donde la descripción de temas banales (Calamaro, Merrit) o la expresión de sentimientos muy personales (Drake, Callahan) reencuentran al público con una faceta que la lógica de la productividad niega constantemente. Davies dice people so busy, makes me feel dizzy y parece reafirmar todo esto.

La imagen que el genio de Davies encontró, la idea de contar una historia de amor ajena que se observa a través de una ventana, es admirable. Me hace pensar que el espacio para la sensibilidad es cada vez más estrecho, o que las personas sensibles se ven condenadas a un cierto alejamiento. La historia parece confirmar todo esto. Pensemos que Margaret Tatcher va a morir de vieja, y que a Lennon lo mataron de 5 balazos.

Los malos pierden sólo en las películas.





martes, 24 de noviembre de 2009

Las 10 canciones del 2009

A modo de cierre de año, voy a hacer una lista de las canciones que me han acompañado en estos doce meses, prescindiendo de su fecha de edición o lanzamiento.

10. May I de Kevin Ayers

Cuando comienzan a gustarte canciones como ésta comprendés que definitivamente sos un adulto, que te interesa menos lo sorpresivo que lo estable y que lo nuevo no es más que un concepto de marketing, ya que un segundo después de la creación todo era viejo. Y digo esto porque en May I hay solos de instrumentos de viento que ni siquiera puedo identificar, aires jazzy y bajistas que tocan miles de notas, elementos que como fan de Joy Division deberían causarme estupor. Pero no. Es que Ayers es uno de esos músicos de rock que ya no existen, como Bolan o el propio García, con formación clásica y un oído que logra que todo suene afinado y armónico. La armonía es un concepto que el rock, como el mundo, ha perdido. Y cuando uno es adulto, cuando uno puede mirar hacia atrás en el tiempo y encontrarse en un montón de situaciones estúpidas con las que no se identifica, la búsqueda de la armonía pasa a ser lo principal. Esto no implica una resignación, por el contrario. Ocurre que cuando uno sale al mundo a realizar sus sueños juveniles se encuentra con un conjunto de humanos desesperados por mantener a sus hijos con vida (o, en los parámetros de la época, comprarles una WII) y comprende que el caos no está en nuestra habitación o en los discos de Fugazi sino en la calle y en los edificios grises donde árabes petroleros locos deciden volar edificios. Entonces, al volver al hogar luego de una jornada laboral, ya mayor, Fugazi le cede lugar a una canción tan reposada y preciosa como May I y una suave calma transforma a Kandinski en Monet.

Ayers ha logrado ser algo mucho más importante que un genio: ha logrado ser un músico extraordinario. Me viene a la mente aquella anécdota en la que Lennon le declaraba su total admiración a Dylan y a sus letras. El viejo Bob le respondió: es el sonido, John. A fin de cuentas, siempre es el sonido. Cada instrumento de May I está puesto en el lugar adecuado y su conjunto de trucos se vuelven magia. Como diría John Peel, el talento de Ayers es tan agudo que podría enhebrarse en un alfiler.

Quizás el conjunto de mentiras que nos rodean nos hayan hecho caer en la confusión de que todo lo feo es auténtico y que todo lo auténtico es genial. Los caminos de la música son misteriosos, pero está claro que imitar a Daniel Johnston es mucho más fácil que imitar a Van Morrison. Hoy me parece más punk Penny Lane que I Wanna Be Sedated, quizás porque, en la actualidad, estar sedado es una forma de escapar del mundo y no de enfrentarse a él.

La otra posibilidad es que, simplemente, me esté poniendo viejo, y que mis modestas alegrías sean otras. Como canta Ayers en May I:

I just came in off the street
Looking for somewhere to eat
I find a small cafe
I see a girl and then I say
'May I sit and stare at you for a while?
I'd like the company of your smile'
You don't have to say a thing

Hace poco veía una película de Chris Marker, Sans Solei, y el narrador lanzó esta frase que ya le comenté a unos amigos: he recorrido el mundo, y lo único que me interesa aún es la banalidad. Es difícil comprender por qué la frase es tan buena. Pero puedo asegurarles que, hoy, la simple visión de una chica linda en una cafetería es capaz de mejorarme toda la semana.

JPS

lunes, 23 de noviembre de 2009

Phil Spector - Sinfonías de Bolsillo

01 - The Crystals - He's a Rebel

02 - Gene Pitney - Every breath I take

03 - The Treasures - Hold me tight

04 - The Ronettes - Be my baby

05 - teddy bears - to know him is to love him

06 - ben e king - spanish harlem

07 - crystals - then he kissed me

08 - darlene love - a fine, fine boy

09 - ike and tina turner - river deep, mountain high

10 - the righteous brothers - you've lost that lovin' feelin'

11 - the modern folk quartet - this could be the night

12 - ronettes - (the best part of) breakin' up

13 - ike and tina turner - save the last dance for me

BAJAR


miércoles, 11 de noviembre de 2009

Calvin Johnson - Sand

Cuando los músicos se separan de las bandas que los consagraron, y editan discos solistas, se justifican diciendo cosas como “necesito sacar estas canciones de adentro mío”, “no puedo vivir sin expresar lo que siento”, etc.

Luego del triste destino de Beat Happening, Calvin Johnson se ha embalado en varios proyectos musicales, aunque ninguno con la calidad y honestidad lírica de su extinta banda. Son más bien experimentos de sonido. Johnson no quería expresar sus demonios internos, él quería cantar.

La razón: Calvin Johnson está enamorado de su propia voz, el resto no le interesa. Le da miel, la cuida, la entrena, le da besos en la oreja. Es un enfermo.

La mejor hora para cantar debe ser la mañana. Su cama debe estar al pie del micrófono, y antes de sacarse las lagañas empieza a vociferar y carraspear.

Algunos podrían decir que está arruinando la música, otros -como yo- que la está llevando a un nuevo rumbo.

Esta es una versión del tema Sand que grabó en homenaje a Lee Hazlewood.

Suena inmunda. Suena genial.




martes, 10 de noviembre de 2009

Kevin Ayers – Whateverhefisheswehear

-Chicas!

-ds, volviste!

-Sí, es que quiero hacerle una entrevista a Kevin Ayers…

-Eh? A quién?

-Idiotas, si no es para el sexo ya no puedo contar con uds. Vean:

· Fue el miembro fundador de Soft Machine, la banda que inventó el rock psicodélico en Inglaterra.

· Cuando estaba a punto de pegarla separó la banda, le vendió su bajo a Noel Redding y se fue a pasar unas temporadas a las playas de España.

· Después editó unos cuantos discos solistas.

· Le volvió a ir bien, empezó a salir en algunas revistas, así que de vuelta se recluyó en una playa, pero esta vez en Francia.

· Durante 15 años estuvo sin pisar un estudio, hasta que algunos músicos fanáticos (miembros de Gorky’s y de Ladybug Transistor) lo arrastraron para grabar Unfairground, su último y brillante disco, editado en 2007.

· Desde entonces no se sabe nada más

Así que me puse en contacto “para hacerle unas preguntas sobre música y nuevos proyectos.”

Unos días después su representante me envía una respuesta: “Kevin no puede responder preguntas por teléfono. Pero a pesar de la aversión que siente a las computadoras, hemos comprobado que si mandás las preguntas por escrito, yo se las leo, las tipeo y te las mando. En cuanto a nuevos proyectos, no hay. Kevin Prefiere pasar el otoño/invierno de su vida pescando que estar envuelto en el mundo de la música. The Unfairground es más bien un punto final en su carrera. ”

Le respondí que mis preguntas no eran tan interesantes para merecer tanto esfuerzo, que gracias y que era una lástima. Así que me quedé sin nota.

Pero un buen periodista no vuelve con las manos vacías. Tengo la puta primicia: KEVIN AYERS SE RETIRÓ DE LA MÚSICA, y no me ven llamando a la Rolling Stone para venderles mi artículo lleno de nostalgia, al estilo “la primera vez que escuché Kevin Ayer estaba en una orgía con prostitutas mexicanas, quedé abrumado por la calidez de su voz.” No, aún tengo integridad.

Pero tengo un plan: descarguemos su música ilegalmente, quitémosle las regalías de sus discos, porque cuando ya no lo quede un centavo va a tener que volver a la música. A fin de cuenta estamos en esto por dos motivos: las chicas y el dinero, y sin dinero, chau chicas. Fundamos a este hijo de puta para que nos vuelva a regalar tan hermosas canciones.

Este compilado es una buena forma de arrancar.

Enjoy.

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