lunes, 19 de diciembre de 2011

Las 10 canciones del 2011 III

Dos escenas de dos películas

El Rayo Verde de Eric Rohmer

Esta pequeña y monumental película de Rohmer está basada en el libro homónimo de Julio Verne. El rayo verde es un efecto óptico real que se produce cuando el sol se oculta sobre una superficie excepcionalmente llana; así, cuando los últimos rayos quedan muy refractados por la baja atmósfera, justo antes de su desaparición, el astro rey le ofrece al espectador una última exhalación verdosa. El mito, retomado por Verne en su novela, dice que aquellos que vean ese extraño fenómeno juntos vivirán enamorados para siempre. No es casual que Rohmer se haya interesado por este argumento, su cine es un cine impresionista, basado en el movimiento de las luces y las sombras en el plano, enfocado en la belleza y el terror de la superficie, capaz de capturar el misterio de lo fugaz. Los argumentos de sus películas son simples excusas para dedicarse a la observación de conductas y comportamientos contradictorios, humanos, misteriosos, sin ningún interés por entrometerse en la psiquis de las personas sino feliz en una contemplación que siempre es conmovedora. Hace poco hable con DS y coincidíamos en afirmar que Rohmer es uno de nuestros directores favoritos; sus películas han tenido un efecto perdurable en mi, su capacidad para encontrar la belleza en cada personaje, las adorables mujeres de sus películas, los momentos de soledad, los viajes en tren, el secreto de lo efímero captado con una capacidad admirable que transforma esa exhalación del tiempo en algo eterno. En El Rayo Verde hay una escena que reproduce de manera increíble esta sensación. Delphine, enojada y algo triste, comienza a caminar sin rumbo por una quinta cuya vegetación se va volviendo más y más tupida con cada paso. De golpe se detiene. Mira alrededor. Una brisa mueve los arbustos y sacude las copas de los arboles, es imposible saber si el rumor de la naturaleza acompaña o destruye el silencio, todo alrededor parece estar animado por una fuerza invisible. Delphine, en silencio, comienza a llorar, pero uno no sabe si lo hace porque piensa en lo que le viene sucediendo en el argumento o porque se ha conmovido ante el misterio que la rodea. El espectador se enfrenta a un doble enigma, el del llanto y el de la brisa que anima los arboles y, cuando él también se emociona, lo misterioso asume una nueva dimensión en su cabeza.

The Fly de David Cronenberg

Foucault hablo hace algunos anos de biopolitica o de como la estructura social del capitalismo se introduce en los cuerpos y va modificando el aspecto de las personas de un modo que generalmente es inconsciente. El fascismo de la belleza, humanidades fatigadas en gimnasios, obesidad mórbida, rostros operados, el cuerpo es una herramienta más para el ascenso o para la condena social. La ciencia no ha tenido pudor en experimentar sobre el cuerpo antes y después de la Segunda Guerra Mundial y hoy el concepto mismo de lo corporal está inscripto en una relación con lo social y lo político que es imposible de eludir. Cronenberg traza una fabula stevensoniana en esta película fenomenal que de a poco va revelando una brillante metáfora sobre la extraña línea que divide mente de cuerpo en estos tiempos post industriales dedicados a la fabricación de imágenes del hombre. La escena final es terror puro. Un monstruo horrendo y deforme sale arrastrándose de la cabina de transformación, una joven Geena Davis lo observa con repugnancia y miedo, el monstruo toma el rifle de la chica y se lo pone por sus propios medios en la sien, pidiéndolo a ella que dispare y acabe con su sufrimiento. En ese momento Cronenberg hace un primer plano inolvidable del monstruo y, bueno, uno puede ver allí los ojos de Jeff Goldblum de una manera que resulta emocionante y reveladora, uno detecta un alma que sobrepasa toda forma física y que se siente como un brillo intangible en los ojos del horror.

JPS

viernes, 16 de diciembre de 2011

Las 10 canciones del 2011 II


El descenso



Luego de la caída de las Torres Gemelas, el hecho real más irreal que me ha tocado vivir es el descenso de River Plate a la B Nacional. Creo que solo hace algunas semanas comencé a dar por sentado un hecho que durante meses sentí como un sueño o una larga broma que todos los hinchas de Boca nos empeñamos en sostener. Los profetas de la postmodernidad hablan de la caída de los grandes relatos y River entra de manera perfecta en sus teorías esotéricas.

Con RIver se fue al descenso una manera de vivir el futbol en nuestro país, el fanatismo desmedido y estúpido que parece ser la vía de escape de otras frustraciones, de otras negligencias, de la corrupción dirigencial y la falta de moral de un argentino que siempre parece ser el cómplice perfecto. Así como Cromagnon fue el punto cero de una manera de vivir el rock que reflejaba en un espejo deforme lo que pasaba en el país, el descenso de River fue un final cantado del que, viendo lo que sigue pasando en otros clubes, nadie ha sacado ninguna lección.

Descender era visto, en eses meses previos que eran la crónica de una muerte anunciada, como una tragedia, un horror indescriptible, en una percepcion algo desaforada de un simple resultado deportivo. Esa sobre estimacion del descenso fue condenatoria. El miedo al fracaso consumió al hincha y a los jugadores, algunos de ellos muy jóvenes, e hizo caer la estructura gigante de un club centenario en una espiral decadente e inevitable. Al prinicpio fue incredulidad (River no puede descender), luego fue una amenaza concreta y al final fue el terror puro, y el pitazo final de Pezzota marco un orgasmo invertido que no expulso vida muerta sino que hizo realidad la muerte, la larga caída por el pozo negro que había generado el club alrededor de sí mismo como un suicida inconsciente.

El gran Sigmund Freud diferencia el miedo real del miedo neurótico: existe miedo neurótico cuando la intensidad del ataque de miedo no tiene ninguna relación con el peligro. El miedo neurótico se apodero de los jugadores, del periodismo, de los hinchas, y por momentos no había lenguaje oral o escrito sino puro gesto, pura pulsión desatada ante la escenificación misma del desastre, la puesta en escena perfecta de una obra que terminaría en tragedia y que sería disfrutada con cierto placer morboso por los amantes del futbol. Aquel partido final fue una larga pesadilla en la que los jugadores de Belgrano jugaron contra once rivales y los jugadores de River lo hicieron contra sus miedos y los miedos de millones de personas. Fue un partido lleno de fantasmas. El llanto de algunos hinchas fue conmovedor.

Como hincha de Boca cabe decir que el descenso del eterno rival fue un placer pero admito que espero su pronto regreso. Se extrana el súper clásico, un partido mágico y misterioso que hace historia en cada jugada. Quien se acordaría del paraguayo Rojas, de Hugo Romeo Guerra, de Juan Krupoviesa, del brasilero Iarley, entre otros héroes olvidados, sino fuera por las proezas que han hecho en viejos partidos entre Boca y River? Lo que sucede dentro de la cancha es siempre hermoso, aun las patadas y los pelotazos, hay una nobleza en el deporte que no tienen otras actividades sociales.

Algunos hinchas parecen no resignarse al papel secundario que les toca y buscan tener más protagonismo que los jugadores. Cuando alguien habla de una hinchada que alienta mucho o que va a todos lados, no puedo dejar de pensar que es una gigantesca estupidez que alguien viaje todos los domingos a lugares lejanos como Mendoza o San Juan solo para ver a su club, mucho menos en estos momentos, en los que los partidos pueden verse en vivo y en directo. Aquellos hinchas de River que ingresaron al partido a pedir huevos rompieron la barrera de la ficción, cortaron el alambrado e ingresaron a la escena en el medio de la película, como si gritar o alentar no fuera suficiente desde la tribuna, como si la aproximacion con el actor tuviera que ser obscena. Esta posicion ante lo representado es un ejemplo mas de toda una conducta sociologica que va llevandonos a todos al terreno de la obscenidad. En el fondo, esos dos encapuchados estaban pidiendo a gritos una atención que alguien con más poder que Chice Arano no le está dando.

JPS

martes, 13 de diciembre de 2011

Las 10 canciones del 2011 I

Dios, La Patria y El (entre Maquiavelo y Freud)

No me gusta el gobierno kirchnerista por razones que podría explicar pero que superan el ámbito de este blog y, por otro lado, tampoco quiero ensuciar este espacio dedicado a la belleza con siniestros ministros, secretarios y funcionarios que jamás perderán el tiempo en escuchar el disco solista de Brian Eno, Here Comes The Warm Jets. Lo lamento por ellos.

Lo que me interesa es analizar la insólita frase que la presidente pronuncio al momento de asumir su segundo mandato. Dios, La Patria y El, en ese orden, son los pilares del nuevo gobierno, los estamentos sobre los que se basara la lógica política del llamado cristinismo, un movimiento hecho de una conveniente ausencia. Todavía no logro descifrar si debo leer a Maquiavelo o a Freud para interpretar los dichos y las acciones de nuestra presidente. Quizás tenga que tener ambos autores a mano.

Es llamativa la omision del nombre al mencionar al difunto. El nombe del terrible e inexplicable Dios de los judios es representado por el Tetragrammaton (YHWH), en espanol Yahve. Esta formula inasible es una combinacion hebrea de las formas de pasado, presente y futuro de la raiz del verbo ser, para indicar la eternidad de la existencia divina. Promediando el siglo III AC los sacerdotes judios sintieron que era inapropiado pronunciar el nombre de Dios y esta formula desaparecio de los documentos y los escritos. Cuando Josefo, historiador judio perteneciente a una familia sacerdotal, relata la revelacion de Dios a Moises en el lugar de la zarza ardiente, dice:

“Dios entonces le dijo su santo nombre, que nunca había sido comunicado a ningún hombre; por lo tanto no sería leal por mi parte que dijera nada más al respecto”.

(Antigüedades Judías, libro II, cap. XII, sec. 4.)

En su cuento La muerte y la brújula, Borges enlaza un relato policial con el estudio del desconocido nombre de Dios, que provoca terror y respeto en las sectas.

Lönnrot se abstuvo de sonreír. Bruscamente bibliófilo o hebraísta, ordenó que le hicieran un paquete con los libros del muerto y los llevó a su departamento. Indiferente a la investigación policial, se dedicó a estudiarlos. Un libro en octavo mayor le reveló las enseñanzas de Israel Baal Shem Tobh, fundador de la secta de los Piadosos; otro, las virtudes y terrores del Tetragrámaton, que es el inefable Nombre de Dios; otro, la tesis de que Dios tiene un nombre secreto, en el cual está compendiado (como en la esfera de cristal que los persas atribuyen a Alejandro de Macedonia), su noveno atributo, la eternidad, es decir, el conocimiento inmediato de todas las cosas que serán, que son y que han sido en el universo. La tradición enumera noventa y nueve nombres de Dios; los hebraístas atribuyen ese imperfecto número al mágico temor de las cifras pares; los Hasidim razonan que ese hiato señala un centésimo nombre. El Nombre Absoluto.

Si analizamos la omisión del nombre de Néstor Kirchner por parte de su viuda, podemos pensar de manera simplista que la presidente la utiliza con fines políticos, para fortalecer el mito que su gobierno se dispuso a construir desde el fallecimiento de Kirchner. Pero el mito también es celebrado y alentado por grupos de jóvenes enfervorizados que juzgan que están inmersos en un relato épico que los pone a ellos como militantes llenos de amor luchando contra oscuros empresarios relacionados con la dictadura militar y el neoliberalismo. Para ellos, el líder necesario es Kirchner, y también fueron deformando su nombre como si el simple Néstor no pudiera abarcar todo lo que el hombre simboliza, como si luego de muerto comenzara a transformarse en un superhombre, el Nestornauta, el Pingüino, el último héroe de acción peronista. El proceso en Cristina es similar: Néstor ya no es un hombre, ahora es una fuerza superadora, un semi dios pagano que dio la vida por el pueblo, un ente que está por encima de los canticos, las banderas y la militancia de los jóvenes. Ahora es El, y nos mira a todos desde el cielo.

Todo en Cristina es ausencia. Ausencia de marido, ausencia de color, ausencia de sostén político, todo se construye sobre lo que no está. El relato épico del kirchnerismo trabajaba desde lo público pero se instalo también en lo privado, y ha hecho del gobierno un melodrama nacional y popular, con llantos de la presidente, morbosos planos de la hija y el hijo emocionados, llantos de señoras en la calle, videoclips emotivos con imágenes de Néstor sonriendo como un Papa Noel justicialista, etc. Ya no es un gobierno, es la shakespereana historia de una familia. Desde que Cristina se viste de negro parece invencible porque ese negro remite a quien no está, a Él, que ya no es un hombre sino un ser superior y ¿cómo vencer a una fuerza de esa naturaleza? Cristina lo sabe y lo utiliza a su favor, antes de su muerte su imagen era negativa, luego subió de manera arrasadora y termino ganando por el 54%. Lo dijo Duran Barba: nadie le gana a una viuda.

Lo he escrito muchas veces en este blog, los límites entre la ficción y la realidad se han diluido, todo es un relato que ya no es juzgado por verdadero o falso, por bello o feo, sino por su grado de popularidad. Algo en los argentinos, su amor por el caudillo, su legendario padre europeo ausente, su destierro entre bolivianos y peruanos, su mala conciencia y su miedo al fracaso, algo ha hecho que dejemos de votar personas y lo votemos a Él.

JPS


martes, 6 de diciembre de 2011

The Rolling Stones en los setenta: la decadencia


El decadentismo es la estética del cuerpo, de la vida y de la muerte, de la locura y el sexo, del desenfreno y el thanatos mezclándose con el eros. No hay nada mas sospechoso que la razón, dijo alguna vez un poeta, y Thomas Mann mando a Hans Castorp a la guerra para que se entregue por fin a la muerte de Europa como si se tratara de una celebración. Cantarle a la decadencia es entregar el cuerpo al placer de manera religiosa, como si se tratara de un sacrificio que busca escapar de la prisión del cerebro.

El barroquismo sexual de Bowie, Plant, Hendrix, Jagger o Morrison habla de una historia que se acelera y que liquida generaciones en dos o tres anos. Las hogueras de Paris y el napalm de Vietnam todavía se estaban apagando cuando los grandes iconos que los sesenta y su revolución adolescente habían fabricado comenzaban a sufrir en carne viva una transformación que se resistía a la adultez burguesa de la panza y el pulóver al cuello que, claro, ganaría mas tarde (un suspiro más tarde) la más dolorosa de las batallas. Quizás Brian Jones aun flote en esa piscina.

Luego llegaría la operación siniestra: Jagger mata al joven bello y angelical que era y se vuelve el empresario que lucra con aquella imagen. El infierno no eran los otros, se escondía en algún lugar del espejo.

Acumulé una cultura impresionante. Que no me vengan a decir a mí que Brian Jones murió de irresponsabilidad o flojera; ni siquiera de amor en vano. Las cosas no se dan así como así. Murió de desencanto. Él fue el que los unió a todos, el primero que leyó música, el que les enseñó, el más fotogénico, el que se le medía a todos los instrumentos raros: cítara, arpa, marimbas, toda clase de cuerdas y de cobres, mellotron, violoncello, mientras la lacra de Keith Richard no se concentraba sino en el "chacachaca". Quería cantar él, monito bello. El que no lo dejó fue Jagger, que siempre fue un exhibicionista. Luego vino la imposibilidad de escribir para que un usurpador cantara, y el trabajo fuerte, tanto concierto que es lo que más moneda da, tener en cuenta que Jagger hizo dos años de economía, y el peor golpe: una noche Keith Richard se encargó de Anita Pallenberg, la pelada de Brian, a la que más quiso, usted la ve, de mirada como burletas, dientes grandes, yo no sé qué le vio de bueno Richard con su diente cariado, hay mujeres que son muy brutas. Al otro día fueron ambos a la casa de Brian, a anunciarle que Anita se le pisaba. No lo encontraron. Lo buscaron por Londres, luego por todo Londres. Lo vinieron a encontrar en un bosque de las afueras, dándole a la flauta. Anita le dijo: "Brian, era para decirte que me paso a vivir con Keith" y Keith le clavó a él la mirada. Brian se levantó, sonrió, no dijo nada, los abrazó flojito, con ese modo de ser de él, y no tocó más la flauta. Acababa de idear Ruby Tuesday, que no le acreditaron porque él no quiso romper la imagen Jagger-Richard. Se dedicó a la fiesta con tremendo éxito, teniendo al lado siempre alguien que velara por él, pero me imagino que ya se estaba debilitando por dentro de pensar en lo infortunado que era. Keith Richard había sido su mejor amigo: arrendaron juntos un apartamento recién se reunían para tocar y se la pasaban haciendo mil cagadas: casi electrocutan poniéndole enchufes de amplificador en cada oído a un gordo medio cacorrón que vino a buscar a Brian desde su mismo pueblo, porque Brian no era de Londres y dicen que lo acomplejaba, supersensible que era, sentirse medio provinciano, qué sentirían luego cuando eran la mejor banda de Londres, la mejor banda del mundo, y él encargándose de que nadie incumpliera los ensayos, dándole pinta al grupo, vistiendo a la última moda, elegido dos veces seguidas "Artista Pop Mejor Vestido". Todo esto mucho antes de que fuera Jagger a decirle que habían decidido hacer una nueva gira por USA, y dicen que él se espantó y se negó de una. No estaba para esas, qué creen, no le gustaba como a ellos USA, eso de no poder ni oír la música por el alboroto de unas culicagadas histéricas. Alegó lo más claro de todo: debilidad, pero no estaba débil, tocaba más que nunca. Richard se encontraba también en esa entrevista. No sé, a lo mejor, seguro. En todo caso es falso lo que dice que había grabaciones en las que Brian se quedaba tirado en el suelo mientras él tenía que hacer las dos guitarras. Hombre, es una cosa que se nota, cuando un miembro dobla a otro, hay como un raspón y un vacío, así es, un raspón pesado y seguido. Jagger le dijo: "¿Entonces qué, podemos tenerlo como una propuesta de que te retiras del grupo?", y él, que ya casi no conversaba, y que había llegado a intimidarse ante Jagger, contestó: "Sí, me retiro", y luego irónico: "Busquen un reemplazo". Antes de irse, Richard se portó cortés: "Te llamo dentro de una semana para ver qué has decidido, okey?", "Okey", dijo Brian, y se sentó a pensar. Sabía que encontrarían un reemplazo. Esperaba que, de encontrarlo, no les sirviera y lo tuvieran que llamar a él, y él así recuperaría algo de su antiguo control sobre el grupo. Porque Jagger había perdido confianza en su genio. Y él, sabiéndolo, fue incapaz de plantear otra relación que la súplica y la humillación. Eso era que llegaba a los ensayos, caminaba hasta donde Jagger y sin mirarlo a la cara, todo tembloroso, le preguntaba: "¿Qué debo tocar, Mick?", y el otro: "Eres un mienbro de esta banda, Brian, toca lo que se te dé la gana". Entonces Brian tocaba algo en su guitarra, y Jagger lo interrumpía: "No, Brian, eso no está bien". "Entonces, qué debo tocar, Mick?" "lo que se te dé la gana". El Brian intentaba de nuevo, pero volvían y lo paraban: "No, eso tampoco está bueno, Brian". Así que el pobre terminaba todo borracho en un rincón, golpeando el suelo fuera de ritmo y ensangrentándose la lengua sobre una armónica, de la imposibilidad de cambiar la situación. No llegó a imaginarse ninguna de las maquinaciones de Jagger, que desde hace una semana se venía de habladitas con el sardino este, Mick Taylor, que entonces tocaba para John Mayall: citicas en centros no muy in y conversaciones largas y escribir cositas en las servilletas, flechas, signos para los golpes, y siempre quedar de estarse llamando, de estar en contacto, me cago en ellos. Cómo se quedaría Brian al leer la noticia él, que fue el primero en irle diciendo a todo el mundo que el taylorcito tenía talento. "Hace tu mismo chaca-chaca", le dijo a Keith, y luego lo golpió en el brazo, duro. Así bromeaba. Leyó la noticia y a los cinco días lo encontraron muerto, eso es lo cierto. Allí vaya uno a saber. Yo he resuelto que lo mataron, pero ¿quién? Habría tocado estar en el mundillo. Que hubo fiesta, que hubo despelote, que Brian se fue alejando de los invitados, y allí lo tiene: muerto en la piscina con la cara inflada y rosada, tal como si hubiera pronunciado la nota que nunca cantó. Cantaron y tocaron pésimo al otro día, ellos. La ida de Brian les endureció la música, sé que lo que buscan es endurecerla más, porque Taylor es cejicerrado, pelirrojo, más geniado y silencioso, y el Jagger desfigura cada vez más su canto y el Charlie Watts se come más las uñas y el langaruto de Bill Wayman ya ni repasa las cuerdas: es un solo bloque de impulso lo que saca de su bajo. Cómo sería la bullaranga a donde a la guitarra de Richard, cada vez más incisiva, no la hubieran suavizado vientos: Bobby Keys y Jim Price en saxo y trompetas, allí los tiene, banda de ocho, el espiritual Nicky Hopkins en el piano. Verano del 72; el del achicarre.

Andrés Caicedo - ¡Que viva la música!

Lista de Temas:

1. Rocks Off

2. Moonlight Mile

3. She's so cold

4. Dead Flowers

5. Fool to Cry

6. Angie

7. Dance little sister

8. Sweet Virginia

9. Beast Of Burden

10. We Had It All

11. Wild Horses

12. Shattered

13. Shine a Light

14. Can You Hear Me Knocking

Bajar


jueves, 10 de noviembre de 2011

The Rolling Stones en los sesenta: la revolución


Los Stones han logrado el milagro de dotar a la música country de los Estados Unidos de una sexualidad lasciva a través de canciones que se cantaron en paralelo al nacimiento de la juventud como concepto de marketing. Lo que empezó como un sueno y una pintada durante el mayo francés muto en notas de Facebook y hashtags militantes de Twitter: los nuevos manifestantes, que brotan como hongos de las grietas del sistema financiero, no pretenden cambiar el mundo sino integrarse a el para comprar sus Iphones o, en el peor de los casos, tener dinero para comer alimentos macrobióticos.

Los Stones comenzaron siendo una banda de rythm and blues y fueron ampliando sus horizontes musicales en paralelo a los Beatles, Dylan o los Beach Boys para convertirse, sin perder sus raíces negras, en una fenomenal banda de rock, quizás la más grande de todos los tiempos. Escuchar 12x5, Aftermath o Beggar’s Banquet es comprender que el rock fue en algún momento un arma poderosa contra el sistema, su fabulosa rebeldía sigue impregnada en canciones inmortales como Under My Thumb o Play With Fire.

Este compilado está enfocado en la producción de los Stones durante los sesenta. Teniendo en cuenta que en Forty Licks (disco 1) se condensan los grandes hits del grupo y que puede bajarse con un solo click, pensé en hacer un segundo compilado que prescindiera de las canciones de aquel para completar el glorioso panorama musical de la banda durante aquella década. Baladas asombrosas como Lady Jane o Time is on my Side, gemas pop como Out of Time o Yesterdays Papers, countrys despojados como No Expectations o Let it Bleed, este conjunto de canciones (incompleto y aleatorio) condensa algo de la interminable obra de los Stones, desde sus inicios hasta el mencionado Let It Bleed, álbum de 1969 que cierra una época que empezó llena de luz y termino en la noche de Vietnam.

Cuando Lennon sentencio que el sueno había terminado llego la decadencia, y ese será el tema del próximo compilado, enfocado en la producción de la banda en los setenta. Espero disfruten del sabor de una esperanza que se sabe perdida.

JPS

Lista de temas

1. Play With Fire

2. As Tears Go By

3. Time is on my side

4. I am Free

5. Yesterday’s Papers

6. Parachute Woman

7. Let it Bleed

8. Lady Jane

9. Out of Time

10. No expectations

11. Connection

12. Stray Cat Blues

13. We Love You

14. Midnight Rambler

BAJAR

viernes, 28 de octubre de 2011

Música para casamientos


Hubo una época en la que miraba MTV y me dejaba impresionar por algunos de los videos que la cadena transmitía. Recuerdo que compre el primer disco de Oasis en el mismo momento en el que vi el clip de Shakermaker, o que conseguí Ok Computer tras haber contemplado con asombro el video de Paraonid Android. Podría repetir la misma anécdota con bandas como Beck o Blur, yo era un adolescente curioso viviendo en un pueblo desértico y cualquier imagen que combinara juventud y rebeldía me impresionaba. Los Cadillacs, por su parte, líderes junto a Soda Stereo de la señal latina de MTV, me parecieron siempre una banda mediocre, creada para musicalizar cumpleaños de 15, con una concepción de lo latino que rozaba el cliché. Sin embargo, una soleada tarde de 1997, vi con entusiasmo el video de El Muerto y comprendí que algo había cambiado, porque algo siempre cambia. La banda sonaba diferente, había nuevas búsquedas que se insinuaron en Rey Azúcar y que se plasmarían en su disco Fabulosos Calavera. Fui con ds a comprar el disco, en aquel momento estaba de moda editar en cajas de cartón, y estuvimos durante meses escuchando las complejas estructuras de las canciones, las letras elevadas de Vicentico, las baterías de Ricciardi, las guitarras anárquicas de Minimal. El disco rozaba la perfección. Este era el mismo grupo que había dicho con cinismo vamos a bailar, toda la noche, al ritmo de la banda, y que había hecho levantar a las señoras durante múltiples casamientos menemistas? La banda siguió por la senda correcta en el disco siguiente, La Marcha del Golazo Solitario, que le agrega menos distorsión y más jazz al sonido fabuloso. Y ese fue el fin.

Me fui estudiar a La Plata y estuve varios años sin cable. Cuando volví a sintonizar MTV ya no había música sino interminables reality shows. Descubrí también, gracias a Internet, que por fuera de MTV existía una enorme cantidad de música que era sistemáticamente ignorada por el canal: Mercury Rev, Pavement, Guided By Voces, etc. En el medio, los Cadillacs se separaron y comenzaron carreras solistas con diferente suerte. Vicentico es un crooner pasado de peso y lo que hace no reviste ningún interés, Flavio no encuentra su camino y su último disco roza lo vergonzoso, Rotman conoció la miel del éxito y el fracaso con Mimi Maura y Minimal siguió siendo el adorable fracasado que lucha con su guitarra contra un sistema que lo mata con la indiferencia. La reunión de la banda, producida en el 2009, no incluyo a Minimal, lo que explica en parte lo poco estimulante que fue todo el asunto.

El otro día fui a un casamiento y no pasaron ningún tema de los Cadillacs. Sonaba un reaggeton y yo me pregunte en silencio, sentado junto a los ancianos que miraban melancólicos la pista de baile mientras las luces rojas y verdes se movían sobre sus rostros macilentos, si era posible que un artista trabajara toda su vida para tener dos o tres anos de lucidez, lucidez que en ese momento ignoran y que luego añoraran o negaran para poder seguir existiendo. Un viejo tio tomaba un trago de vino en silencio, en sus ojos se proyectaba un vago pasado, y yo tuve ganas de preguntarle por que Macca pudo producir 100 canciones geniales a sus 20 años y luego ya no poder alcanzar ese nivel de inspiración. El viejo me sonrió como si hubiera escuchado la pregunta y luego poso la mirada en la posta de baile, en la que se imaginaria en su juventud, moviéndose don destreza, inconsciente por un momento del tiempo que no cesa y que lo había depositado con crueldad en esa silla junto a mí. Mi prima se acerco bailando y me arengo a que yo la siga. Negué con la cabeza y una sonrisa falsa y, mirando al viejo tío, recordé aquella línea de Al Amigo JV: no pude defenderte de la trampa del tiempo esta vez. Mi prima se lo llevo y lo perdi para siempre en un trencito.

JPS

Lista de temas

1. Nino Diamante

2. CJ

3. Al Amigo JV

4. Cebolla, el nadador

5. El genio del Dub

6. Piraña, todos los argentinos somos DT

7. Surfer Calavera

8. Strawberry Fields Forever

9. Howen

10. Ciego de Amor

11. Amnesia

12. El Baile de la Mar

13. ADRB (en busca eterna)


BAJAR

lunes, 17 de octubre de 2011

La historia como malentendido



La historia de la humanidad está basada en una serie de malentendidos; el problema de la interpretación es uno de los más viejos conflictos del hombre y desde que la lógica corporativa, privada o estatal, se ha encargado de interpretar por nosotros (a través de esos semi dioses mercenarios de la actualidad, los periodistas) el dilema se vuelve, para los hombres de bien, aun más complejo. La verdad puede olvidarse o refutarse en pocos segundos; por algún motivo, desmontar o contradecir una mentira puede llevar generaciones y generaciones, y aun así algo de ella quedara, en forma de sospecha, sobre la débil realidad.

Un pequeño ejemplo de esto podemos verlo en la carrera de la banda Pearl Jam. Adheridos por la prensa al fenómeno grunge de Seattle de principio de los 90’, el grupo salió perdiendo en la comparación con Nirvana y pareció sufrir en carne viva esta derrota. La lengua afilada de Kurt y su postura de rebelde contradictorio, acompañada por una pose que las hipsters (herederas clase media y consumista de las groupies de los sesenta) aun adoran, ha logrado por anos empanar la trayectoria ideológicamente más consistente de la banda de Eddie Vedder. El anónimo escritor de Wikipedia ha escrito con precisión: sus miembros siempre se han caracterizado por su rechazo a determinadas prácticas comunes en la industria musical, como por ejemplo la realización de vídeos promocionales; también es conocido su boicot a la empresa TicketMaster, que aumentaba el precio de las entradas a sus recitales. La revista Rolling Stone los describe como un grupo que "pasó la mayor parte de la década pasada destruyendo su propia fama". Nirvana fue un fenómeno y como tal nunca se lo analizo a fondo, en todo caso, el grupo está plagado de contradicciones que lamentablemente acabaron con el suicidio del propio Cobain. La respuesa de Eddie Vedder fue simple y poderosa: "vivir es la mejor venganza".

En principio cabe que decir que, si Nirvana fue una banda punk influenciada por bandas under como The Vaselines, Pixies o Meat Puppets, Pearl Jam encontró su inspiración en la resistencia americana de Neil Young, la épica de bandas como The Who, la sensibilidad universitaria de REM y el punk pop de los Ramones. Su música nada tiene que ver con la de Nirvana, hecho que poco importo a los gerentes de marketing y a los periodistas, tan dispuestos a emitir gacetillas sin sentido.

Como unos Wilco distorsionados, los Pearl Jam y su líder, Eddie Vedder, suenan como una voz americana y rebelde en un país dispuesto a adorar las caderas negras de Beyonce, las caderas latinas de Shakira y las caderas blancas de Britney. Explorando la historia folk de su país, rodeados de grandes figuras demócratas como Sean Penn o John Kerry, utlizando jeans y camisas a cuadros, bardeando de manera explícita a Bush y al ala republicana luego del 11-S, Pearl Jam ha erigido una carrera que pretende separarse de las etiquetas de la prensa, lo que le ha valido largas luchas y que los ha transformado, de alguna forma, en una suerte de La Renga estadounidense, apelando directamente a sus fans sin contar con la intermediación del periodismo o las discográficas.

Este compilado, realizado por mi bella novia a pedido mío, intenta acercar algo de la música del grupo al grupo de colaboradores y lectores de LSTM, seguramente alejados de su imaginario. Incluye algunas canciones sentimentales y existencialistas y otras que van del ruido a la furia en su versión faulkneriana. Espero lo disfruten.

Lista de Temas:

  1. I Am Mine
  2. Better Man
  3. World Wide Suicide
  4. Given To Fly
  5. Corduroy
  6. Black
  7. Oceans
  8. Daughter
  9. Come Back
  10. Alive
  11. No Way
  12. Low Light
  13. All Those Yesterdays

BAJAR

miércoles, 12 de octubre de 2011

El hombre que podia recordar vidas pasadas


Algunas lecturas recientes y un breve comentario para fomentar la curiosidad del lector.

Soldados de Salamina de Javier Cercas

Mi novia es abogada pero ha tomado la sabia decisión de estudiar Letras. Uno de los libros que la carrera da como lectura obligatoria en primer ano es Soldados De Salamina del escritor español Javier Cercas. El tema de la novela es la relación entre la ficción y la realidad, el arte y la historia; Borges trato el asunto con su genialidad habitual en Tema del traidor y el héroe, Ford hizo lo mismo en su opus amargo y conmovedor The Man Who Shot LIbery Valance. El argumento de la novela parece atractivo: durante la Guerra Civil Española, Sánchez Masas es un escritor mediocre que integra la falange, grupo fascista que apoyaría el gobierno de Franco. Capturado por la República es condenado a fusilamiento pero milagrosamente escapa de la ejecución y se esconde en un bosque. Un soldado anónimo y armado lo encuentra. Sin ninguna razón, luego de mirarlo a los ojos durante unos segundos, el extraño lo deja escapar. Sánchez Mazas utiliza el milagro de su libertad y de su vida para instalar una dictadura conservadora que sumiría a España en una larga noche católica y reaccionaria. Cercas, personaje de su propia novela, no encuentra el centro de la historia y no consigue en 200 páginas lo que Borges logra en 4. El autor da vueltas alrededor de la trama sin encontrar ese momento decisivo en el que el destino escribe la historia, en el que notamos su trazo grueso sobre la endeble realidad. Alguna vez el propio Borges definió a Citizen Kane como “un laberinto sin centro”, el dictamen parece perfecto para Soldados de Salamina. El autor, en su afán por escribir, fue construyendo ciegamente las paredes que lo alejaron, a él y a nosotros, del inasible centro.

2. Ciencias Morales de Martin Kohan

El periodismo se ha entrometido en cada pequeño detalle de nuestra vida. Sin fuerzas para establecer un debate profundo al respecto, cabe decir que, si antes los escritores se inspiraban en El Quijote, hoy parecen estar más influenciados por las sucesivas tapas de Clarín. Ciencias Morales no es el producto de un genio sino el laborioso resultado de un hombre que con dedicación encontró una estrategia narrativa adecuada para contar una realidad, una coyuntura determinada (en este caso, la Guerra de Malvinas y la dictadura militar argentina). El libro se centra en el Colegio Nacional de Buenos Aires, famosa cuna del liberalismo argentino. La actividad de la institución durante los años oscuros es un espejo de lo que sucede en un afuera que no llegamos a ver pero que intuimos en un fuera de campo literario. La trama está hecha con pocos elementos que van ganando en intensidad, un sistema de escritura que es recurrente en la literatura contemporánea. La novela es morosa y peca de alegórica; todo el sistema narrativo de Ciencias Morales está enfocado en demoler el sector liberal de la política argentina, sin contradicciones posibles; la idea-logia termina oprimiendo tanto a la historia como al personaje hasta volverlos meras figuras simbólicas, de cartón. Parece una locura, pero en ocasiones dan ganas de pedirle a los escritores contemporáneos que usen, por Dios, uno poco de imaginación. Después de leer algo tan políticamente correcto me dan ganas de comprar Mein Kampf y depurar un poco el alma.

3. El Americano Impasible de Graham Grenne

El personaje principal de El Americano Impasible es lo que podríamos llamar un héroe ético. Para las grandes potencias es necesario crear figuras éticas que rediman su vergonzosa política internacional, para naciones periféricas como la nuestra es necesario crear rebeldes que nos generen la ilusión de que las cosas pueden modificarse. Graham Greene nos sitúa en la guerra de guerrillas del Pacifico que desembocaría en Vietnam, Corea y el horror. El protagonista es un periodista que pasa por duro aunque, de manera algo obvia, es un hombre sensible que todavía logra impresionarse y perder su escudo de defensa cínico ante algunas trágicas imágenes de la guerra. Muchos elementos del libro no trascienden el cliché de las novelas de Hemingway y por momentos los personajes son meros títeres de las ideas profundas del autor. Debo decir, de todos modos, que a pesar de sus defectos hay algo simpático en el libro, quizás alguna frase deslizada al pasar por Greene, quizás el recuerdo que nunca tuve de una época en la que valía la pena discutir los temas importantes sin parecer un imbécil, quizás la lucha descarnada de un personaje que busca simplemente que alguien diga la verdad, concepto que hoy no vale nada y que es visto como una grosería, una falta de tacto.

4. El extraño caso del Doctor Jekyll y Mr. Hyde de R.L. Stevenson

La dualidad moral como tema es interesante y cabe decir que Stevenson se anticipo a Freud y a Jung en su indagación sobre la escisión de la psiquis humana. Sin embargo, lo que realmente cautiva en este relato y aquello que lo vuelve una obra maestra es su descripción de Londres y la captura de las pequeñas idiosincrasias inglesas; hay una exacta descripción de la manera británica de ver el mundo en conversaciones y opiniones que, sin alejarse de la trama, la enriquecen y le dan un marco sin el cual sería imposible imaginar lo sucedido. Dickens definió a la Londres victoriana como una hiriente ciudad negra, sin ningún tragaluz en la bóveda plomiza del cielo, y eso es exactamente lo que describe Stevenson, como si la verdadera causante de los problemas fuera la pesada neblina que oculta el cielo insular y no las personas atrapadas en ella. Hombres que se acompañan en largas caminatas para permanecer en silencio, farolas que brillan como perlas entre la densa neblina, juegos de ajedrez mudos junto al fuego de la chimenea, pipas que largan un humo espeso y un monstruo interior que parece luchar por destruir la armonía y liberar el impulso destructivo que todos llevan dentro.

5. La Villa de Cesar Aira

Aira es el opuesto necesario de Vargas Llosa; Aira no ve a la literatura como un objeto de museo sino como un continuo vital e interminable que prescinde de las obras maestras y solo tiene la ciega obligación de avanzar hacia adelante. Muchas veces se ha criticado la débil resolución de sus novelas, o la aparición de personajes que súbitamente acaban con la narración, pero esto no es más que una postura literaria, una ética (y una estética) a la que el autor es rigurosamente fiel. Aira trabaja dentro los límites de su famoso procedimiento: empezar una página justo donde quedo la anterior, sin revisar o pensar en una estructura global. Esto lleva a muchos de sus libros al delirio pero también al corazón exacto de una idea. Creo que cualquier novela de Aira es capaz de despertar las más diversas opiniones pero ninguna de ellas deja de sentirse como un objeto vivo, y que esto parece sintonizar a la perfección con el mundo y con la etapa de la literatura que estamos viviendo. Dijo alguna vez un crítico: Produce artefactos literarios que conocemos como “novelitas de Aira”. No son novelas, no son cuentos, no son ensayos, no son poesías, y son todo eso al mismo tiempo. Un privilegio para el lector, simplemente. La Villa es una novelita de Aira sobre un chico de clase media, musculoso y bonachón, que un día decide ayudar a los cartoneros llevando sus carros llenos de basura hasta la villa. Los dos primeros capítulos son extraordinarios y parecen llegar al corazón mismo de una época, luego el libro se deshace en una trama que se reconoce como una farsa y que se lee con liviandad, como el resumen de un mal guionista sobre una película que quiere filmar pero para la que no consigue presupuesto. A la larga todo buen escritor de esta época, desde Borges hasta Aira, no hace más que sabotear la literatura y en ese sabotaje garantizar su existencia.

JPS

sábado, 8 de octubre de 2011

Recuerdos del futuro



El año que viene, Yankee Hotel Foxtrot va a cumplir diez años. Es curioso, ya pasó una década y el disco suena tan adelantado que parece que aún no hubiera sido hecho. La otra vez hablábamos con JPS que, de manera objetiva, hay relativamente pocos álbumes que tengan la totalidad de sus temas al mismo nivel. Por supuesto, los mejores discos tienen un concepto, son consecuencia directa de sus circunstancias, presentan una producción que, en su conjunto, expresa una visión del mundo; pero hay otros que, también -como si acaso no bastara con eso-, exhiben una lista inapelable, que va directo a ese lugar de la historia al que vamos a recurrir una y otra vez a lo largo de nuestras vidas. Este es el caso.

Pasaron diez años, decía, y el disco no pierde un ápice de complejidad. Es difícil repetir la historia –sino imposible-, y afortunadamente el artista no se propone hacerlo. Esto pasó y así va a ser. Wilco no se planteó nunca más hacer algo semejante. Sus siguientes discos son notables, parejos, sólidos. La "experiencia Yankee", no obstante, fue su propia revolución; el tipo de revolució
n que hoy se puede hacer en este mundo ganado por la tecnocracia.

Ya desde su inicio, el disco propone otra manera de acercamiento a la música. Voy a ser autorreferencial: recuerdo la primera vez que escuché I’m trying to break your heart. Fue en el intermedio de un ensayo. Estaban ds, JPS y bz. Todavía no había llegado MN, uno de los tipos más fanáticos de Wilco que conozco. La introducción de la batería me pareció directamente una nueva concepción en la forma de ejecutar el instrumento. Sin embargo, nada fue inmediato. Pasarían años hasta que Wilco se convirtiera en la banda de sonido de la recta hacia los 30 años.

El primer tema viene del caos, y hacia el caos va. Todo el disco es así. JPS ya ha hablado del contexto de esta obra, así que me concentraré en lo musical. La movilidad de la batería desarma permanentemente la canción, que se sobrepone a cada rato a puro rasguido en tres acordes. Mi hermano, bz, lo señaló: Glenn Kotche -que se incorporó a la banda a partir de este disco- elabora melodías con el instrumento. A la vez, hay pianos, percusión, timbres y la atmósfera entrañable que el fallecido Bennet le imprimía a todos los temas.

Las canciones surgen de un tormento, terminan en otro. Tweedy canta sin pretensiones, recita, grita por momentos, se abandona, deja que el caos lo gane todo. Detrás, las bases rítmicas ubican a los temas en la mejor tradición folk sin descuidar el costado indie, más a cargo de Bennet. Así suenan, por ejemplo, Kamera y la perpetua War on war.

El mejor momento del disco me parece, hoy, Ashes of American Flags. El documental del mismo nombre acentúa su potencia melancólica, sus vaivenes, con un Tweedy entre Bob Dylan y Neil Young entonando versos inefables del tipo I wonder why we listen to poets when nobody gives a fuck. El sueño americano pasado por una trituradora.

Esa atmósfera, los acoples y los sutiles arreglos de percusión son la identidad del tema y del Wilco de 2002, el mismo Wilco al que la discográfica le rechazó el disco un año antes por no contar con ningún tema capaz de editarse como sencillo. Incluso rebajando la discusión a ese plano, el dictamen empresarial fue lo suficientemente inepto como para no comprender que allí había muchas obras capaces de presentarse en sociedad, como Heavy Metal Drummer, Jesus, Etc. o hasta Kamera ó War on War. El mundo se estaba yendo al tacho, a Wilco le rechazaban el disco.

Las composiciones de Bennet -con Pot Kettle Black como símbolo- fueron fundamentales para forjar la identidad musical de la banda, que hoy presenta su mejor formación, con un Tweedy que parece absorberlo todo. En aquellos años, el productor y multi-instrumentista generó en las canciones el desorden que la banda necesitaba para sobrevivir y abrirse del camino del rock tradicional norteamericano de segunda mitad de los ’90. “Hay tristeza en lo que hacemos, la sensación de que todo, en cualquier momento, puede arruinarse”, dijo Tweedy en una entrevista reciente. Es más o menos eso.

Hoy, escuchar a Wilco en vivo es comprobar que sus temas suenan mejor que en los discos. Sus versiones son irremplazables, arrolladoras, adictivas. Esa es una inversión de la que pueden enorgullecerse. Además de haberse adelantado por una década a su propia obra: Yankee Hotel Foxtrot estará saliendo de un momento a otro.



EM.