miércoles, 26 de diciembre de 2012

Alexander "Skip" Spence - Cripple Creek





El otro día, en vísperas de Navidad, se armó una discusión familiar bastante entretenida. El dilema era: ¿está bien que Tinelli ponga a bailar síndromes de down en su programa? Mi viejo opinaba que sí, porque sensibiliza a la gente y muestra una parte de la sociedad que no es perfecta. Mis hermanos objetaban que Tinelli lo hace sólo porque es negocio, ya que el morbo significa dinero. Yo me entretenía escuchando, pensando que las dos posturas deben se correctas, y sólo me limité a decir que no hay que ver Tinelli, no hay que hablar siquiera de lo que pasan en la tele. El mejor remedio es ignorarla, pretender que no existe.

Y creo seriamente en ello. No hay que hablar de lo que no sirve. Porque se pierde el tiempo para hablar de cosas más importantes, como de Skip Spence, por ejemplo.

Skip Spence era Canadiense.

Siempre que pienso en Canadá (país que nunca visité) llego a la misma conclusión: debe ser muy aburrido vivir en un lugar donde los gobiernos son estables, la economía es estable, la tasa de homicidios es estable. Basta recordar que su período revolucionario se llamó "La Revolucion Tranquila". No hay caos, no hay depresión, no hay resentimientos de clases sociales en conflicto. Vas por la calle y cruzás por la senda peatonal. Los tacheros no inventan tarifas. Todos tiran sus papeles en el cesto y pagan sus impuestos por internet. La sociedad ideal. Algo horrendo tienen que esconder.

Skip Spence era canadiense, aunque de Otario, esa ciudad que queda justo frente a Detroit (Michael Moore la recorre en Bowling for Columbine). Es un pueblo tranquilo, donde todos dejan la puerta sin candado por la noche. Y justo del otro lado del río tienen una de las ciudades más violentas y culturalmente ricas de los Estados Unidos; dos ideales del mundo contrapuestos, a 2 kilómetros de distancia. De allí viene Spence, y no es casualidad que hasta su muerte haya llevado esa sensación de vivir al límite.

Cuando era adolescente, finalmente se mudó con su familia a los Estados Unidos, y aquel choque cultural iba a ser determinante en la vida del joven Skip.Así que para soportar esa angustia dentro suyo aplicó la tipica receta de los jóvenes en los años sesenta: el abuso de las bondades del ácido lisérgico. Fue entonces cuando empezó a tocar profesionalmente, primero con Jefferson Airplane, luego con Moby Grape. Pero no vamos a extendernos sobre estas dos bandas. Lo que nos interesa en este articulo es indagar la historia de vida del compositor de "Oar".

Desde temprano se dieron cuenta que el pibe iba para mal. Porque su problema no eran las drogas, sino el efecto que éstas tenían en el. Se ponía violento, se creía el anticristo y hasta cambiaba de vestimenta. Su anécdota mas conocida se remite a una gira en New York, en la que Spence tomó un poco de ácido y al cabo de un rato pasó de ser un huraño barbudo e impasible a un completo demente. Se apareció con una campera de cuero sobre el torso desnudo, bañado en sudor frio, derribando puertas y amenazando de muerte a todos con un hacha. "Había gente ahí que tomaba drogas mas duras y llevaba un estilo de vida mas duro, y cosas raras. Así que Skip voló con ellos", relató su compañero de banda Jerry Miller.

Skip solía decir que aquellas largas jornadas de locura para él eran la cordura deseada. Entonces se encerraba en su habitación con un grabador y componía una música tan lejana, etérea y triste como Canadá. El disco se llamo "Oar", y fue el único que grabó Spence como solista.

Después se volvió loco en serio, como les pasa a todos los que abusan de la pepa. Dejó de prestar atención, de importarle, de sentir empatía. Dejó de hablar con la gente, algunos viejos amigos aun sentían el compromiso de llamar cada cumpleaños. Pero ya no era el mismo, sino el fantasma de lo que alguna vez pareció ser. Varios años después se murió, y poco importó: su muerte artística fue mucho más trágica que su muerte biológica.

Algunos culparon a las drogas, otros -mas responsables- culparon a Canadá, a la tristeza de poseer una mirada artística en un país donde no hay lugar para la reflexión, para el desasosiego, el caos, el horror.

"Hay que culpar a la ciudad", canta JPS, llenando el cuarto de inspiración.

Les dejo este gran tema.


lunes, 2 de abril de 2012

El presente del pasado

Hace un tiempo mi hermano DS subió a este blog un hermoso compilado de Stephen Malkmus, mi héroe musical, definición cursi que sin embargo traza de manera precisa mi visión sobre lo que es y lo que debería ser el rock. Ni tan borracho como Robert Pollard, ni tan imbécil como Liam Gallagher, ni tan autodestructivo como Kurt Cobain, ni tan afectado como Jarvis Cocker, el bueno de Malkmus es la quintaesencia del talento de clase media, con esa dosis de cinismo y genio intelectual que se trasluce en su mirada y en su tendencia a diluirse en la masa de músicos de la que de todos modos resalta por su extraordinaria sensibilidad moderna. Malkmus es la clase de artista que nunca está de moda pero cuya obra permanece incólume a través de los anos. Si Nevermind atrasa, discos como Wowee Zowee todavía no se hicieron.

Vuelvo al asunto del compilado ya que, hace algunos días, los siempre fanáticos BZ y MN descubrieron la bella No One Is (As I Are Be), perteneciente al último disco de Malkmus, Mirror Traffic, producido por el señor Beck Hansen. El tema, claro, fue incluido en el compilado de DS pero yo lo había pasado de largo, enfrascado quizás en la obra solista de Harrison, atareado quizás ante la triple competencia que enfrenta Boca este semestre. Estos últimos días, sin embargo, estuve disfrutando de esta hermosa cancion, de su letra y su video. El tema es la adultez, el paso del tiempo. Malkmus le canta a alguien a quien ya no quiere, quizas el mismo, y recuerda su pasado como si se tratara de un sueño ajeno y confuso. Con un rasgueo folkie va recitando algunas frases de enorme belleza:

Por desgracia, ninguno de nosotros va a salir a salvo de la interminable vida nocturna que hemos compartido. Ni siquiera puedo hacer una flexión de brazo, las flexiones de brazo son tan burguesas. Estoy ocupado pasando el rato y gastando su dinero. ¿Qué significa? Quiero estar allí.

El Malkmus cuarentón habla de aquel joven que toco en Pavement como un tercero, un desgarbado indie de Stockton a quien le esta gastando su dinero, en un acto de extranamiento asombroso y conmovedor. Luego se hace una pausa musical y comienza la segunda parte. El video muestra la subjetiva de unos niños jugando con una pelota. Aparece Stephen como un padre devoto y cool junto a su mujer. Sus amigos ya no son adolescentes sino hombres con barrigas y barba. Se narra poeticamente esa lenta transformacion de Hijo a Padre, momento en el que se cifra el misterio de la vida. Una sección de viento llega para crear ese viaje hacia el hoy y la canción se vuelve inmensa porque la nostalgia es inevitable. Un teclado y un piano funcionan como una caja musical que acaba de abrirse y que no trae recuerdos sino imágenes de un presente encantador y misterioso. Suenan a lo lejos unas armónicas desafinadas que seguramente sugirió Beck. Todo es demasiado bueno.

De la foto inicial a este video ha pasado tiempo, esa sustancia de la que estamos hechos. Gracias SM, gracias por tanta magia.

JPS


jueves, 8 de marzo de 2012

Lou

No creo que haya una carrera solista mas prolongada en el tiempo y, a su vez, mas hermosa que la del viejo Lou. Prometo extenderme sobre este punto en un futuro post.




sábado, 25 de febrero de 2012

The Golden Age


Se pone en marcha la maquinaria, la primera canción avanza como tomando forma a medida que se la escucha, abriéndose paso en el medio de la noche, en una autopista desierta, iluminada apenas por luces lejanas, put your hands on the weel, let the golden age begin, el viento del viaje, la sensación de tránsito permanente, el circuito que se extiende indefinidamente. “Sea change”, de Beck, es un disco que puede resultar desgarrador al primer acercamiento, pero en el mejor sentido: tiene esa carga de melancolía que permite apreciar el atisbo de optimismo que siempre resiste en el fondo de la tristeza.

La delicadeza de la producción, su atmósfera de rumor permanente, la nitidez en el sonido de las cuerdas de la guitarra acústica, una base de batería casi reducida apenas al sonido de un redoblante modesto, los coros reposados, “The Golden Age” propone un viaje que acaba de comenzar pero que no cambiará su estado de ánimo en todo el recorrido. Un viaje sentimental, una incursión interior hecha disco.

Que el álbum tiene un estilo Nick Drake que lo atraviesa en su totalidad (los momentos más Nick Drake del disco son “Round the bend” y “Side of the road”) es una referencia obvia dada la conocida admiración de Beck por ese otro cantautor melancólico y trágico. Sin embargo, el artista mantiene su sello personal, logra que esa influencia gigantesca, elemental, palpable -como la de Borges sobre los escritores argentinos posteriores a su generación-, no termine por absorber la esencia de la mayoría de sus canciones, escritas al parecer con el propósito de exorcizar algunos demonios o, lo que sería su reverso -y mucho más saludable, de hecho-, aprender a convivir con ellos.

A diferencia de otros discos, en esta oportunidad Beck parece haber priorizado las melodías, que se sobreponen a cualquier otro de los elementos de su complejo arte pop, como si este conjunto de canciones fuera una excepción, un momento único, un estilo nuevo que el especialista en construir canciones de entre “montañas de basura” se vio obligado a practicar.

En todos los temas resaltan melodías apenas variables cantadas con dolor, con desapego, con desamor, a veces casi a los gritos y otras al borde del susurro, de manera aguda o grave, casi siempre acompañadas por un piano acústico, otras por cuerdas, y en la mayoría de los casos por una bruma que recubre todo y protege al disco de la erosión del tiempo y de toda esa música que inevitablemente se pierde en el camino.

Hay momentos dramáticos, por supuesto, aunque acaso los más logrados sean los reflexivos, esos que permiten ver una luz tenue que, lejana, acaso minúscula, se interpone en la penumbra del camino. Digamos que Beck atraviesa todas las etapas de un estado de ánimo adverso: la autoconmiseración (“Lonesome Tears”), la perplejidad (“Guess I'm doing fine”), el pesimismo (“Lost cause”) y la indiferencia ante el mundo después de un revés sentimental (“Paper Tiger”).

Este último tema -el segundo del disco- acaso merezca especial atención dada su calibrada producción sonora, con un orquestación de cuerdas manejando la evolución del drama, subiendo y bajando la intensidad a medida que la desganada voz cantante asegura que no more ashes to ashes, no more cinders from the sky, all the laws of Creation, tell a dead man how to die. (Una digresión: a simple vista la canción no pareciera encajar en el contexto del disco, más cerca de un digno desastre anímico que de un intento estético por orquestar la amargura, aunque con el tiempo va abriéndose paso entre la sobriedad con muestras sutiles pero adictivas).

En fin, quizás sea tarde para decirlo, pero “Sea change” es el disco ideal para atravesar el verano en una gran ciudad. Aunque el nuestro esté terminando.



EM.

lunes, 30 de enero de 2012

Jala, de The Clean



ds, creador de este blog, ha pasado una violenta noche de sábado, acompañada por una agresiva ingesta alcohólica y de otras sustancias nocivas para su salud. A las ocho de la mañana del domingo logró dormirse en un sillón ajeno, aún con la ropa puesta. Despertó apenas tres horas más tarde, bañado en sudor y con un profundo malestar emocional. Era su día de descanso, el primero en mucho tiempo.

Si, como afirma el inglés, "el alma cuando sueña es teatro, actores y auditorio", en el cansado dormir del joven ds se vislumbra una comedia terrible e infinita, cuyo protagonista desconoce el papel que se le ha asignado, por lo que debe interpretar todos al mismo tiempo. Es el héroe, el traidor, el rey, el bufón. Es uno y es todos. Es el ds flexible y el ds autoritario; el ejecutivo y el bohemio; el caritativo y el egoísta. Promete a la gente que hará lo posible por ayudarlas, pero luego las olvida y las desprecia. Es el censor de sus propias ideas y la inspiración para sus escasas creaciones. Esta mañana, pensando en Iván Heyn, descubrió que el suicidio no es una forma de liberación, sino de definición.

La diversidad termina por fraguar su individualismo, y ds de a poco va olvidando quien es, o quién era, o quien dijo que quería ser algún día, porque no sabe cuál de todos los ds lo dijo. Formula tales cavilaciones mientras escucha Jala de The Clean, una de sus bandas predilectas. Destaca con entusiasmo aquella "atmósfera de ruidos que detienen el tiempo y se conjuran en el espacio" de acoples de guitarras, baterías, bajo, y una voz lejana en la que "importa menos el significado de las palabras que la honestidad para cantar de David Kilgour". El arte siempre lo reconforta.

Ahora ds sonríe, porque incluso la tristeza es una manifestación sentimental "que creía haber perdido". El pesimismo tiene su lado bueno.

Sube el volumen, el domingo va llegando a su fin. El nómade regresa a su hogar, que es todos y es ninguno. Happy Mondays.



viernes, 27 de enero de 2012

Las 10 canciones del 2011 X

Teniendo en cuenta a sus ilustres antecesores, las fenomenales Bill is Dead de The Fall y Map. Ref. de Wire, el tema del año 2011 tenía que estar a la altura de las circunstancias y agotar las posibilidades de la vanguardia y del clasicismo para ubicarse en ese lugar sin tiempo ni espacio al que solo accede la sublime belleza artística. Consulte con el creador de este blog, el eterno ausente ds, cual era en su opinión el tema del año y este respondió con seguridad: College Town Boy de Dent May. Una elección sabía. Aun así, como aquel fiel que le dio la espalda a Dios y se condeno al Infierno, me permito modificar su juicio y elegir otra canción del propio Dent, la magistral Meet Me In The Garden, con ese inicio tan Serge Gainsbourg, su aliento merritiano, sus preciosos coros y esa letra nerd que reza como un una plegaria post Bill Gates I only hurt you cause I love you.

A diferencia de otros años, esta vez no pude finalizar mis posteos antes de diciembre. Pasados apenas 20 días desde el fin del 2011, aquel me parece ya un año lejano y olvidado del que solo recuerdo las palabras crisis financiera, la clase de crisis que este mundo cómodo y sin compromiso puede sufrir. Cuando la gente se queja de que ya no podrá ver peliculas en Cuevana ni bajar un disco de una banda noruega en Taringa, ¿se da cuenta que extraordinario ha sido el avance del mundo en materia de derechos humanos y confort para los individuos? ¿Ese es el motivo de queja, no poder bajar el último disco de The Strokes? Mi abuelo Benito, hace no menos de 60 anos, se conformaba con comer, ya que su padre se había salvado milagrosamente de ser asesinado por los nazis en la misma guerra en la que 6 millones de personas fueron masacradas en hornos. Cuando la gente de clase media se queja me pregunto qué es lo que pretende en realidad, quizás vivir unas perpetuas vacaciones, quizás entregarse al hedonismo más puro y celebrarlo en su Facebook. Si bien en el mundo aun hay 2 mil millones de personas que viven bajo la línea de la pobreza, si bien los gobiernos personalistas y los capitales financieros siguen arruinándolo todo, creo que las quejas no llegan de parte de la gente que debería prender fuego los bancos sino de los inexplicables idiotas que desde la falsa izquierda y falsa derecha se agreden via Twitter para matar el tiempo que se les pierde en su propia banalidad.

Creo que en el fondo lo único verdaderamente deprimente del mundo es esa Secta del Fénix que se hace cada vez más amplia y numerosa y que en silencio se va apoderando de cada espacio privado y público: los boludos.

Por un gran 2012 para todos,

JPS

miércoles, 25 de enero de 2012

Las 10 canciones del 2011 IX


Poema escrito por Beck a proposito de Pay No Mind (Snoozer)

Esta canción es una canción escrita en los 90

De vuelta en los 90

En los días del 91

Es una canción de protesta

Escrita en el momento en que no había mucho para protestar

Pero, ya saben, estaban pasando algunas cosas

Manifestaciones y cosas

Y tenias que tener un cantante de protesta cerca para legitimar todo

Pero eso es que fue escrita en Re

Que es un gran tono para protestar

La canción de protesta es un negocio peligroso

Tengo 17 moretones en la cara

Parece que los cantantes de protesta pagan el mayor precio de todos

No hay nariz como la nariz del cantante de protesta

martes, 24 de enero de 2012

Las 10 canciones del 2011 VIII

Dentro del amplio y fabuloso catalogo de canciones compuestas por Jagger-Richards siento especial predilección por su trabajo en los primeros sesenta, antes de la consagración critica de Beggar’s Banquet y la larga fiesta decadente que culminaría en Exile On Main Street. Soy de los que creen que Brian Jones era un elemento central en la calidad musical de los hits tempranos de la banda, aportando sutilezas que terminan siendo la clave de la grandeza de la canción: no caben dudas que Under My Thumb o Paint it Black no serian lo mismo sin los sendos aportes en xilofón y citar de Brian. Los egos y las drogas se encargaron de hundirlo en las aguas mansas de su piscina en Essex, y su muerte simboliza quizás el fin de la inocencia para el rock. No debemos olvidar que lo que Jones quería antes de ser expulsado del grupo era alejarse de los standars comerciales que volverían millonarios a Keith y Mick, boicotear el éxito del grupo, arruinar eso que habían construido con precisión científica. No puedo afirmar que lo que Brian quería hacer fuera efectivamente mejor que lo que los demás Stones harían en algunos de sus discos clásicos, pero su calmada lucha era suicida y alguien que se obstina en desaparecer merece de inmediato el mayor de mis respetos.

Entre las gemas tempranas de los Stones encontramos una preciosa canción de Keith, Connection, con una letra que habla de su vida en aeropuertos durante las giras y sus problemas con drogas.

Connection, I just can't make no connection.
But all I want to do is to get back to you.

Everything is going in the wrong direction.
The doctor wants to give me more injections.
Giving me shots for a thousand rare infections
And I don't know if he'll let me go

Connection, I just can't make no connection.
But all I want to do is to get back to you.
Connection, I just can't make it, connection
But all I want to do is to get back to you.

My bags they get a very close inspection.
I wonder why it is that they suspect on.
They're dying to add me to their collections
And I don't know if they'll let me go

Connection, I just can't make no connection.
But all I want to do is to get back to you.
Connection, I just can't make no connection.
But all I want to do is to get back to you.

La canción tiene un indudable aire Rubber Soul en su estructura básica e instrumental, con el piano de Ian Stewart cumpliendo una función rítmica, las panderetas y los aplausos, los riffs de Keith que parecen de John y un gran trabajo de batería del silencioso Charlie, que en el estribillo apura el paso con un misterioso golpe difícil de imitar en el air drumming. Otro punto a remarcar es la voz temprana de Mick, más cercana a Ottis Reeding que al imitador de Mick Jagger que se ha vuelto Mick jagger en estos últimos anos. El tema dura apenas dos minutos pero eso le sobra para convertirse en una gema inmune al paso del tiempo; hay una simpleza tan pura en la letra y la música que resulta imposible de imitar, como un objeto pequeño pero incólume cuya belleza no tiene explicación ni lógica, puro ser en si trastornando al observador.

Que sería de nuestras vidas sin las exageraciones…

JPS

miércoles, 18 de enero de 2012

lunes, 16 de enero de 2012

Las 10 canciones del 2011 VI


Pocas personas dentro del rock me generan tanta admiracion como Stephin Merrit, el genial compositor de New York que en el disco de su banda Magnetic Fields, 69 Love Songs, agoto las posibilidades de la musica popular romantica y, al mismo tiempo, abrio infinitas puertas de inspiracion a nuevos artistas que lo citan como principal influencia. Merrit es el autor de las letras mas inteligentes del mercado, sin dudas, con un estilo que es a la vez directo y elusivo, reflejo quizas de su esquiva personalidad.

Queria compartir con ustedes la erudita lista que Merrit elaboro para la revista Time Out NY, en la que detalla las mejores canciones del siglo XX año por año, un esfuerzo que resulta muy enriquecedor para el desprevendio lector. Disfruten.

  • 1900 Tosca (Puccini)
  • 1901 Marie Tempest, soprano: "Les filles de Cadix" (Delibes)
  • 1902 "The Entertainer" (Joplin)
  • 1903 Joseph Joachim, violin: "Hungarian Dance No. 2 in D minor" (Brahms)
  • 1904 "Meet Me in St. Louis, Louis" (Sterling-Mills)
  • 1905 Suite bergamesque (Debussy)
  • 1906 "Love Is Like a Cigarette" (Victor Herbert)
  • 1907 "Pomp and Circumstance" (Elgar)
  • 1908 "I Wonder Who’s Kissing Her Now" (Joe Howard)
  • 1909 "Alexander’s Ragtime Band" (Irving Berlin)
  • 1910 Prometheus (Scriabin)
  • 1911 Posthumous debut of Das Lied von der Erde (Mahler)
  • 1912 "That Shakespearian Rag" (Buck-Ruby-Stamper)
  • 1913 Le sacre du printemps (Stravinsky)
  • 1914 "I’ve a Shooting Box in Scotland" (Cole Porter)
  • 1915 "Play a Simple Melody" (Berlin)
  • 1916 The Planets (Holst)
  • 1917 The Original Dixieland Jazz Band: "(Back Home Again in) Indiana"
  • 1918 "The Real American Folk Song (Is a Rag)" (Gershwins)
  • 1919 Al Jolson: "Swanee"
  • 1920 Musique d’ameublement (Satie)
  • 1921 Fanny Brice: "My Man"
  • 1922 114 Songs (Ives)
  • 1923 Eddie Cantor: "Yes, We Have No Bananas"
  • 1924 Ukulele Ike: "Fascinatin’ Rhythm"
  • 1925 "Manhattan" (Rodgers & Hart)
  • 1926 George Gershwin, piano: "Someone to Watch over Me" (Gershwins)
  • 1927 Showboat (Kern & Hammerstein)
  • 1928 Eddie Cantor: "Makin’ Whoopee"
  • 1929 Maurice Chevalier: "Louise"
  • 1930 "Love for Sale" (Porter)
  • 1931 Gracie Fields: "Sally"
  • 1932 "It Don’t Mean a Thing If It Ain’t Got That Swing" (Duke Ellington, Billy Strayhorn)
  • 1933 Ethel Waters: "Stormy Weather"
  • 1934 Goebel Reeves: "Hobo’s Lullaby"
  • 1935 Top Hat score (Berlin)
  • 1936 Peter and the Wolf (Prokofiev)
  • 1937 "My Funny Valentine" (Rodgers & Hart)
  • 1938 Ella Fitzgerald: "A Tisket, a Tasket"
  • 1939 Glenn Miller: "In the Mood"
  • 1940 Wilf Carter: "You Are My Sunshine"
  • 1941 Billie Holiday: "God Bless the Child"
  • 1942 "Be Careful, It’s My Heart" (Berlin)
  • 1943 Vera Lynn: "I’ll Be Seeing You"
  • 1944 Les Brown and His Orchestra with Doris Day: "Sentimental Journey"
  • 1945 Edith Piaf: "La vie en rose"
  • 1946 Bill Monroe and His Bluegrass Boys: "Blue Moon of Kentucky"
  • 1947 "Be a Clown" (Porter)
  • 1948 Four Last Songs (Richard Strauss)
  • 1949 Vaughn Monroe and His Orchestra: "Riders in the Sky (A Cowboy Legend)"
  • 1950 Patti Page with Jack Rael and Orchestra: "The Tennessee Waltz"
  • 1951 "4’33"," a.k.a. the silent piece (John Cage)
  • 1952 Folkways’ Anthology of American Folk Music
  • 1953 Screamin’ Jay Hawkins: "(She Put the) Wamee (On Me)"
  • 1954 Judy Garland: "The Man That Got Away"
  • 1955 Julie London: "Cry Me a River"
  • 1956 Forbidden Planet score (Bebe and Louis Barron)
  • 1957 Black Orpheus score (Jobim)
  • 1958 The Diamonds: "The Stroll"
  • 1959 Gypsy (Styne-Sondheim), starring Ethel Merman
  • 1960 Psycho score (Bernard Herrmann)
  • 1961 The Paris Sisters: "I Love How You Love Me"
  • 1962 The Tornadoes: "Telstar"
  • 1963 The Ronettes: "Be My Baby"
  • 1964 Dionne Warwick: "Walk on By"
  • 1965 Ellie Greenwich: "You Don’t Know"
  • 1966 The Velvet Underground and Nico
  • 1967 The Jefferson Airplane: Surrealistic Pillow
  • 1968 The United States of America: The United States of America
  • 1969 Serge Gainsbourg and Jane Birkin: "Je T’Aime" (Gainsbourg)
  • 1970 I Am Sitting in a Room (Alvin Lucier)
  • 1971 Joni Mitchell: Blue
  • 1972 Michael Jackson: "Ben"
  • 1973 A Little Night Music (Sondheim)
  • 1974 George McCrae: "Rock Your Baby"
  • 1975 Kraftwerk: Radio-activity
  • 1976 ABBA: "Dancing Queen"
  • 1977 Electric Light Orchestra: Out of the Blue
  • 1978 Blondie: Parallel Lines
  • 1979 Gary Numan: "Cars"
  • 1980 Young Marble Giants: Colossal Youth
  • 1981 The Human League: Dare
  • 1982 Roxy Music: Avalon
  • 1983 New Order: "Blue Monday"
  • 1984 Cocteau Twins: Treasure
  • 1985 Les Rita Mitsuko: "Marcia Baila"
  • 1986 The Jesus and Mary Chain: Psychocandy
  • 1987 MARRS: "Pump Up the Volume"
  • 1988 Marc Almond: Mother Fist and Her Five Daughters
  • 1989 Chris Knox: "Not Given Lightly"
  • 1990 Public Enemy: "911 Is a Joke"
  • 1991 Boyd Rice and Friends: Music, Martinis and Misanthropy
  • 1992 Tom Waits, Bone Machine
  • 1993 Pet Shop Boys: "Dreaming of the Queen"
  • 1994 Saint Etienne: "Like a Motorway"
  • 1995 Pulp: Different Class
  • 1996 Gravikords, Whirlies & Pyrophones, Experimental Musical Instruments
  • 1997 White Town: "Your Woman"
  • 1998 Dancing with the Dead, The Music of Global Death Rites
  • 1999 Fox, Inc.: "Obvious Fake"

viernes, 13 de enero de 2012

Las 10 canciones del 2011 V

Elogio de la paraonia

El arte no debería reflejar el mundo sino darle a este un nuevo objeto, una nueva belleza, tan válida como un árbol o un atardecer. Los libros que prefiero son los que construyen un mundo tan real y tan ilusorio como aquel en el que vivimos; para explicar la realidad existe el periodismo, cuyo fracaso aun no ha cesado.

El Arco Iris de Gravedad es una maquina narrativa que se dispara en múltiples direcciones, una fuerza literaria centrifuga cuya inspiración no es la guerra o la pobreza sino las consecuencias que estos dos eventos pueden tener sobre la mentalidad del hombre moderno. La paranoia, el delirio persecutorio, el aliento del apocalipsis, las corporaciones en las sombras, la ciencia experimentando con humanos, todo se mezcla y explota en un gran fresco joyceano de 1200 páginas que exigen atención plena y que terminan generando en el lector la misma parábola que describe el arco iris. Se acusa al mastodóntico libro de ilegible, pero en todo caso esa ilegibilidad no se da por la morosidad de la acción ni por tener farragosos y explicativos diálogos sino porque su prosa es de una subjetividad extrema que va conectando ideas y conceptos sin previo aviso, saltando de un personaje a otro, intercalando canciones populares con teorías científicas y complots universales. Cuando uno, a través de la lectura, logra ingresar a esa subjetividad, el libro es un enorme placer que hace funcionar al cerebro de una forma diferente, tal como pasa la primera vez que uno lee a Saer o a Di Benedetto, por poner dos ejemplos. Por otro lado, cuando Pynchon tiene ganas de escribir bien en el sentido clásico de la palabra, bueno, es un verdadero genio, y muchas veces, mientras la acción avanza de manera posmoderna, el autor se toma un respiro y describe un amanecer en Alemania de una forma que pocos escritores en el mundo pueden.

Leer El Arco Iris de Gravedad es una experiencia fascinante, comparable a un largo viaje al exterior o a un sueno que al levantarnos recordamos de manera vivida. Es muy difícil no volverse completamente fanático del autor y de la novela al terminarla. Las miles de ideas que el libro hace aparecer generan una total adhesión por parte del lector, hecho que se puede comprobar en las infinitas páginas de Internet que lo homenajean y en los interminables libros y guías de lectura que intentan analizar la obra. En mi opinión, una guía de lectura es contraproducente porque lo que más he disfrutado fue perderme completamente en el libro.

Uno no recoge ningún aprendizaje de su lectura, no hay mensaje ni moraleja, pero si una impresionante inmersión en la mentalidad científico-militar estadounidense y su paranoia obsesiva, tenebrosa, que explica quizás sus decisiones como nación. A pesar de estar ambientada en Europa, la novela es un viaje por la mente del poder americano y la locura que los lleva, como se supo recientemente, a orinar sobre los cadáveres de los árabes que acaban de asesinar.

Proverbios para paranoicos

  1. Es posible que nunca puedas tocar al Maestro, pero puedes hacerle cosquillas a sus criaturas
  2. La inocencia de las criaturas es inversamente proporcional a la inmoralidad del Maestro
  3. Si pueden hacerte formular las preguntas equivocadas, no tendrán que preocuparse por las respuestas
  4. Tú te escondes, ellos buscan
  5. Los paranoicos no son paranoicos solo porque sean paranoicos, sino porque –jodidos idiotas-, se obstinan en ponerse deliberadamente en situaciones paranoicas.

JPS

lunes, 9 de enero de 2012

Las 10 canciones del 2011 IV

El Negocio De La Nostalgia

Nuestros abuelos están muriendo y con ellos la última generación no consumista de la historia del hombre. De aquí adelante estaremos rodeados por seres extraños que se definirán no por lo que hacen sino por lo que aparentan: la cultura que consumen, la vestimenta que consumen, la tecnología que consumen, todo exhibido al otro a través de las redes sociales. Aquel vanidoso existencialismo sartreano es llevado hoy al ámbito de la pesadilla. No sos lo que haces sino lo que decís que haces.

En Argentina la diferencia entre la clase baja y la clase media no es tanto económica sino cultural, y muchas veces el único recurso de esta clase media para constituirse como tal y diferenciarse del resto es mediante el consumo de bienes culturales. No es extraño escuchar a una persona que lee a Sidney Sheldon criticar a los negros que escuchan a los Wachiturros, y quizás en esa distancia (mas simbólica que real) radique la diferencia. El consumo de bienes culturales tiene un valor de construcción de identidad y es una forma de constituir un yo social en un país que no distingue entre el salario de un trabajador calificado y de otro no calificado.

Quizás por eso mismo encontremos que ese consumo cultural burgués es limitado, atado a un entretenimiento pasatista que no pone en debate la realidad sino que celebra un yo que esta época se empeña en diluir. Ante el presente incomprensible, el pasado es un refugio, un lugar falso e idealizado en el que predominaba el respeto y los valores morales. Por otro lado, alguna vez escribí al respecto de la mediocre película Adventureland que el cine de Hollywood se empeña en retratar a la juventud desde la nostalgia: un adulto recuerda viejas épocas que acabaron porque ya se ha integrado al sistema y ahora trabaja y consume. Esta nostalgia implica, por lo tanto, un mensaje nefasto de pasividad y conformismo, una forma de la resignación. Como dijo alguna vez Churchill: es lógico ser de izquierda durante la juventud, pero es más lógico volverse de derecha al ser adulto. La sociedad lleva esta frase al extremo.

Desde que la nostalgia se ha vuelto un negocio rentable es común que los empresarios decidan re estrenar viejas películas o traer dinosaurios rockeros que son espectáculos de circo y que no representan más que un mastodóntico recordatorio del fin del rock como elemento de cuestionamiento social. ¿De verdad alguien quiere pagar 200 dólares por escuchar Confortably Numb y que el solo lo haga un pendejo de 30 anos que no había nacido cuando Pink Floyd ya se había separado? Waters lleva más gente acá que en el Reino Unido. Sin dudas, su insólito éxito (y los 20 Luna Park de Arjona y los 30 de Sabina-Serrat) hablan de una clase media que necesita definirse mediante aquello que consume, que necesita participar de eventos que estiren la magra brecha entre su salario y el salario de un otro que aborrece, que escucha a Damas Gratis y que solo gana 50 dólares menos.

Tambien prosigue en esta línea de negocio-nostalgia el re estreno de Volver al Futuro. Una reinterpretacion de Esquilo o de Corneille, un re estreno de Sonrisas de una noche de Verano, todo seria celebrado por quien escribe esto. No estoy en contra del pasado, por el contrario, estoy en contra de su clausura. Nicolas Prividera lo explica con detalle: Volver al futuro es una fábula conservadora por partida doble. Citada por el mismo Reagan, la película propone una visión idílica de los ‘50, antes de ser arrasados por Vietnam y la ola contracultural de los ’60. Michael Fox hace el tránsito a la madurez a través de su conversión en adolescente responsable, en ‘family man’, ese que hoy lleva a sus hijos a ver Volver al futuro, para que sepan lo cool que era –y será- el eterno presente del pasado… (…) Volver al pasado como si fuera futuro dibuja la distancia entre ser moderno y ser contemporáneo: ser moderno es pensar siempre en un nuevo comienzo, ser contemporáneo es pensar siempre en el mero devenir. No es casual entonces que el presente eternizado en una imagen del pasado indique el estado terminal de una juventud sin juventud, embalsamada en su propio retrato (de Dorian Gray). (…) “No busques en tus antepasados/ Busca lo mismo/ que ellos buscaron”: el milenario haiku de Basho ya señalaba la diferencia entre dos modos de enfrentarse con la tradición. Para ‘Volver al futuro’ de verdad habría que volver a pensar la tradición como parte de una Historia que le pide a cada generación que se haga cargo de su propio tiempo, sin apelar a una detenida nostalgia ni a la excusa de que no hay nada nuevo bajo el sol.

Por el futuro. Mañana es mejor.

JPS