
Leí en la RS una nota a Elton John en la que cuenta que, en la vida de todo artista, hay 5 o 6 años en los que todo le sale bien: compone una canción brillante detrás de la otra, sale de gira y toca ante miles de personas, tiene romances apasionados, gana premios y es considerado el hombre más cool del mundo; luego ese momento desaparece por las mismas misteriosas razones por las que llego y el hombre permanece el resto de su vida en las luminosas sombras del recuerdo, entregándose resignado al clasicismo. Sobre el final de la entrevista Elton dice con un dejo de ironía: hoy me conformo con estar de invitado en el disco de Kanye West.
Hace unos dias lei una entrevista a Stephen Malkmus en las que declara con sabiduría palabras que cito:
Me gusta mi obra vieja y no reniego de ella, porque si bien tiene forma de tormentas de ideas algo caóticas, era el modo de narrar que me parecía contundente entonces. Pero es cierto que uno va cambiando y busca profundizar sus reflexiones y sus miradas. Todo lo que te pasa cada día te cambia un poco. A los 45 años creo que he acumulado unos cuantos días de cambios como para tomarme este proyecto de este modo. Y en todo ese tiempo, la industria de la música ha cambiado. Lo que no siento que haya cambiado tanto es la música en sí. Pero, tampoco estoy pensando en hacerlo ahora: soy un tipo de 45 años que escribe sobre senadores. El cambio es una virtud de los jóvenes.
EM y yo llegamos a la conclusión de que uno llega a un mundo y se va de otro. El tiempo lo cambia todo y llegado el momento comenzamos a vivir en una mezcla difusa hecha de recuerdos y de un presente incompresible que no cesa. El mundo cambia, el mundo tiene la obligación de cambiar; nosotros debemos resignarnos a lo efímero y a lo inmutable del yo.
Como explicar que el Indio Solari haya condensado su momento en El Regreso de Mao y que hoy nos entregue viñetas fallidas de una realidad que no comprende? Como explicar que Calamaro haya pasado de ser el corazón roto de una generación a la compañía de la ama de casa en los viajes al supermercado? Simple: el tiempo pasó, ellos ya no sintonizan con el presente y se han vuelto meros trabajadores de la música, una rocola que escupe canciones sin sentido. Están condenados a la gloria por su pasado brillante, pero el tema del posteo es, creo, eso de lo que habla Malkmus: el cambio es una virtud de los jóvenes.
En qué momento dejamos dejemos de ser el tiempo que corre y nos paramos como Fito "al costado del camino"? Qué ironía que esa canción sea el final de Fito como artista del presente y haya marcado su entrada al Panteón de próceres nacionales, un lugar donde uno está condenado al perpetuo homenaje, casi una forma de la pesadilla. No es casual que muchos musicos mueran antes de ser bronce, la existencia esta llena de contradicciones y a veces morir es una forma de no estar muerto.
Si pienso hoy en Vicentico me deprimo recordando los gloriosos tiempos de Fabulosos Calaveray La Marcha del Golazo Solitario, donde el cliché de lo latino se trascendía a fuerza de tango, punk y metal. El compositor de Niño Diamante ya no existe, aunque lleve el rostro y comparta algunos datos biográficos con el crooner poco inspirado que hoy vemos por televisión. Como dijo Withman, un hombre encierra multitudes.