Blast from the past

Caminando por diagonal 74 escuché, casi en un sueño, una canción de Devendra Banhart. Como aquella magdalena de Proust que, al hundirse en el te, emite un aroma que despierta en el personaje de En Busca del Tiempo Perdido todo un torrente de recuerdos, me vi años atrás escuchando Rejoicing the Hands en el living de mi departamento, como si se tratara de un disco importante. Que tonto que fui. Creí las mentiras de ds.

Devendra Banhart ya no importa, sólo importa la distancia entre el primer día que lo escuché y el inasible presente. Solía creer que el tiempo pasaba rápido, hoy me resigno a pensar que los que pasamos rápido somos nosotros y que el tiempo es un ente congelado sobre el que nos movemos con mayor o menor torpeza.

En la memoria sólo queda un fugaz noviazgo con Natalie Portman y aquél chiste de El Hombre en Bata: “Devendra es el equivalente masculino de Nelly Furtado: uno nunca llega a descifrar de qué país viene pero intuye que sueña como un americano”.

Quizás en uno de esos sueños compuso esta hermosa canción , capaz de barrer de un plumazo con toda la obra de ciertos artistas locales que son menos amateurs de la música (aunque hagan bandera de eso) que lobbystas viviendo de amateurs del periodismo. Todo se hace más barato, y soñar como un argentino está en euros.