lunes, 30 de agosto de 2010

Adiós a las Armas

Afortunadamente, en la vida hay un momento en que uno se aleja de la Academia para acercarse a lo que podríamos llamar la “intensidad”, el “groove”, la “conexión” o lo que otros definen -con muy poca precisión y peor gusto- como “química”. Eso que pasaba cuando los cuatro Beatles se juntaban a tocar. O lo que mencionó Fito respecto de que en Tumbas de la Gloria “hay algo que todavía funciona”. “Se trata de fluir”, dijo Iggy Pop.


Hablo de esa comunión involuntaria que se establece entre los músicos y que los hace dejarse llevar simplemente porque la canción que están tocando –y que crearon de la nada- así lo requiere. He estudiado música alguna vez, pero jamás encontré un profesor que hablara de esto o que incluso brindara ejemplos concretos.


Una muestra podría ser lo que sucede en la última parte de esta canción:


Pero, en verdad, el ejemplo más claro -y fundamento real de este post- es este tema, cuya característica de conmovedor hasta la médula no es una novedad para nadie:



EM.

viernes, 6 de agosto de 2010

Poder de síntesis

Cuando uno debe convivir por vacaciones o trabajo con un numeroso grupo de personas, ocurre inevitablemente algo curioso: un disco se apodera de la convivencia y musicaliza para siempre aquellos días en comunidad. He pasado recientemente por una situación de este tipo y Black Rebel Motorycle Club fue la música de fondo para toda la situación.

En un mundo caótico y disperso, saturado de kilos información útil e inútil, la capacidad de síntesis se vuelve un don, un superpoder que encuentra el cosmos en el caos. BRMC no es una banda innovadora pero suena a todo lo que uno conoce (de Zepp a los Strokes) de una forma agradable y con un sonido extraordinario. Ya no se qué espero del rock, quizás algo de buena compañía.

JPS (back in the bees-knees)