lunes, 2 de abril de 2012

El presente del pasado

Hace un tiempo mi hermano DS subió a este blog un hermoso compilado de Stephen Malkmus, mi héroe musical, definición cursi que sin embargo traza de manera precisa mi visión sobre lo que es y lo que debería ser el rock. Ni tan borracho como Robert Pollard, ni tan imbécil como Liam Gallagher, ni tan autodestructivo como Kurt Cobain, ni tan afectado como Jarvis Cocker, el bueno de Malkmus es la quintaesencia del talento de clase media, con esa dosis de cinismo y genio intelectual que se trasluce en su mirada y en su tendencia a diluirse en la masa de músicos de la que de todos modos resalta por su extraordinaria sensibilidad moderna. Malkmus es la clase de artista que nunca está de moda pero cuya obra permanece incólume a través de los anos. Si Nevermind atrasa, discos como Wowee Zowee todavía no se hicieron.

Vuelvo al asunto del compilado ya que, hace algunos días, los siempre fanáticos BZ y MN descubrieron la bella No One Is (As I Are Be), perteneciente al último disco de Malkmus, Mirror Traffic, producido por el señor Beck Hansen. El tema, claro, fue incluido en el compilado de DS pero yo lo había pasado de largo, enfrascado quizás en la obra solista de Harrison, atareado quizás ante la triple competencia que enfrenta Boca este semestre. Estos últimos días, sin embargo, estuve disfrutando de esta hermosa cancion, de su letra y su video. El tema es la adultez, el paso del tiempo. Malkmus le canta a alguien a quien ya no quiere, quizas el mismo, y recuerda su pasado como si se tratara de un sueño ajeno y confuso. Con un rasgueo folkie va recitando algunas frases de enorme belleza:

Por desgracia, ninguno de nosotros va a salir a salvo de la interminable vida nocturna que hemos compartido. Ni siquiera puedo hacer una flexión de brazo, las flexiones de brazo son tan burguesas. Estoy ocupado pasando el rato y gastando su dinero. ¿Qué significa? Quiero estar allí.

El Malkmus cuarentón habla de aquel joven que toco en Pavement como un tercero, un desgarbado indie de Stockton a quien le esta gastando su dinero, en un acto de extranamiento asombroso y conmovedor. Luego se hace una pausa musical y comienza la segunda parte. El video muestra la subjetiva de unos niños jugando con una pelota. Aparece Stephen como un padre devoto y cool junto a su mujer. Sus amigos ya no son adolescentes sino hombres con barrigas y barba. Se narra poeticamente esa lenta transformacion de Hijo a Padre, momento en el que se cifra el misterio de la vida. Una sección de viento llega para crear ese viaje hacia el hoy y la canción se vuelve inmensa porque la nostalgia es inevitable. Un teclado y un piano funcionan como una caja musical que acaba de abrirse y que no trae recuerdos sino imágenes de un presente encantador y misterioso. Suenan a lo lejos unas armónicas desafinadas que seguramente sugirió Beck. Todo es demasiado bueno.

De la foto inicial a este video ha pasado tiempo, esa sustancia de la que estamos hechos. Gracias SM, gracias por tanta magia.

JPS