viernes, 22 de julio de 2011

Julio

Continuo con la resena de los libros que voy leyendo, con el unico afan de generar curiosidad en el lector.

1. Discusión de Jorge Luis Borges

Borges es menos un escritor que una monumental biblioteca que incluye sus libros y los libros de su personajes (Stevenson, Chesterton, Colerdige, Macedonio) y en la que no se intenta comprender el Universo sino apreciar la belleza y el horror de su misterio. Una generosidad de BZ me ha permitido acceder a un volumen de ensayos de Borges que nunca había leído, Discusión, editado en 1932. Si Internet hubiera existido en aquel momento, sin dudas estos escritos habrían sido posteados en algún blog como este, que reemplazara las mitologías de Bowie o Doherty por las de Withman o Bloy. Si Otras Inquisiciones es la cumbre de su ensayística por su capacidad para diluir la diferencia entre ensayo y cuento, Discusión es su ilustre antecesor. Borges hace una sorprendente y justa vindicación de Bouvard Y Peuchet de Flaubert, ataca al cine francés (su pleno afán hasta ahora es el de no parecer norteamericanos, riesgo que ciertamente no corren), postula su histórico texto El escritor argentino y la tradición y nos dice que, como el Martin Fierro está escrito en primera persona, las cosas que narra el personaje pueden ser falsas o exageradas, idea que retomaría luego en el inicio de su clásico cuento Uqbar, Tlon, Orbis Tertius. Es conmovedor leer a un joven Borges tratando de encontrar su voz, preparándose para ser el otro. Una característica poco mencionada del estilo borgeano, que luce en cuentos celebres como Pierre Menard, autor de El Quijote o El Aleph, es su extraordinario sentido del humor. Para Borges la literatura es un juego y se permite licencias que tienen que ver con esta concepción lúdica de lo literario. En Discusión abundan las salidas humorísticas y los comentarios irónicos sobre la inteligencia cultural de la época. En el prologo, Borges le aclara al lector que tiene la esperanza de estar equivocado. Hay humor en esa frase, y una extraordinaria sabiduría.

2. La Montana Mágica de Thomas Mann

Descifrar si el tiempo es una sensación ligada a la experiencia humana o una entidad ajena al hombre, inmóvil e incomprensible, es quizás la gran duda filosófica de occidente y el tema principal de La Montana Mágica, una novela monumental y une elegía europea, una despedida de largo aliento antes del nazismo y el horror. La Montana Mágica es una suerte de parodia de la novela de formación y narra la experiencia de Hans Castorp, un hijo de la civilización, en el sanatorio de Davos, donde incontables personas van a intentar curarse de la tuberculosis que acecha como una peste. En las alturas el aire es más liviano y las montanas cubiertas de nieve son el escenario de la perdida de la noción temporal. Los personajes reposan, piensan y comienzan a familiarizarse con la muerte. Allí el joven Castorp descubre al amor encarnado en la esquiva Claudia, que pega un portazo cada vez que entra al comedor, conoce a Settembrini (ferviente defensor de la revolución francesa y de la república) y a Naphta (que ve a la ciencia y a la materia como enemigos del espíritu). Estas visiones opuestas se basan, también, en el tiempo. Naphta cree en Dios y por lo tanto en una eternidad inmutable, donde los cambios humanos no hacen más que alejarse del sentido profundo y místico de la vida. Settembrini cree en el hombre y por lo tanto en la apropiación del concepto temporal, el progreso. Los dos, fatalmente, tienen razón. Lo que Naphta profetiza se ha vuelto real: la vida es una experiencia de consumo, banal y sin trascendencia, una mera excursión turística; Settembrini sabe que el nazismo acecha y condena con amargura toda privación de la libertad. Castorp ya no sabe que pensar y para y él para nosotros quedan pocas opciones: reposar frente al televisor, tumbados en nuestras reposeras, o despertar, escapar de la montana, experimentar la lucha y desaparecer. En los dos casos, el final de Hans Castorp y de Occidente es el mismo.

3. La Pesquisa de Juan Jose Saer

Mi relación con Saer comenzó hace algunos anos, con mi primer lectura de El Entenado. Abandone la novela a las pocas páginas, horrorizado ante la falta de acción y la morosidad de las palabras. Pero, a diferencia de otros libros abandonados, algo quedo inconcluso, quizás la certidumbre de haber fallado, de no haber estado a la altura de las circunstancias. Nuestra sustancia es el tiempo y hoy ya no soy el mismo que fui ayer; esta vaguedad quizás pueda explicar que, algunos años después, tras una nueva lectura, El Entenado me haya parecido una novela extraordinaria, un fascinante recorrido por la memoria y por la prosa magnifica de un escritor que hace avanzar la narración no con acciones sino con ideas. Pocas veces el idioma español me cautivo tanto, no tanto por la elección de las palaras sino por la manera en la que estas se encadenan, generando tapices de ideas ajenos a las convenciones narrativas de un best seller. A diferencia de la exasperación que pueda generar la manía descriptiva de Flaubert o Proust, la morosidad de Saer no se basa en la descripción sino en el despliegue de sensaciones que el narrador va contando mientras vienen a su memoria los hechos de un pasado que no es más que una ilusión. La presencia del rio es una constante en las novelas de Saer, y de mas esta decir que desde Heráclito toda mención a un rio nos recuerda el fluir del tiempo; de allí el extraordinario nombre de aquella novela del autor, Nadie Nada Nunca, claro, en el mismo rio, dos veces. En La Pesquisa, la trama es una excusa para hablar del único tema de Saer, la memoria; contando el misterioso caso de un asesino serial, el personaje deja entrever otros crímenes más horrendos, hondos y personales, mientras a su lado un rio santafecino se lleva consigo la verdad, el olvido y el tiempo.

5. El Peronismo de Peter Waldmann

Tengo y seguiré teniendo una relación extraña con el peronismo. Provengo de una familia de Berisso, compuesta por ex trabajadores de YPF que han sido beneficiados por el primer gobierno de Perón y que apoyan ciegamente al mal llamado movimiento. Mi padre es el único de cuatro hermanos que estudio en la Universidad y que, en base a esfuerzo personal, logro ascender de clase trabajadora a clase media. Ese ascenso permitió que sus hijos adolescentes, criados en pleno menemismo (el lobo disfrazado de cordero) hayan logrado acceder a una educación y una cultura que hoy me lleva a admirar las películas de Rohmer y los libros de Bernhard. Si hago este recuento biográfico es porque marca de una serie de contradicciones internas que me acecharan siempre, aunque conservo la certeza de que el peronismo anula cualquier forma de pensamiento por fuera de su lógica binaria y que anular el pensamiento es siempre una tragedia. Claro, no es fácil explicarle esto a mi abuela o a mis primos, que se hicieron la casa y cobran jubilaciones como amas de casa, todos mediocres logros que ellos juzgan extraordinarios. Nada mejor para aclarar estas cuestiones que una granítica inteligencia alemana. El libro de Waldmann se llama originalmente Der Peronismus, nombre que sin dudas me resulta seductor y que al propio Perón, que refugió genocidas nazis durante su gobierno, le hubiera gustado. Es interesante hacer un paralelismo entre el gobierno actual y el peronismo de aquella época; tienen una enorme cantidad de puntos en común. Este es el primer gobierno justicialista desde los cincuenta porque tanto el propio Perón del 73 como el Menem de los noventa eran liberales conservadores de un populismo mediático, no militante. Como aquel primer peronismo, el kirchnerismo genero una base de organizaciones sociales que actúan en la periferia estatal y reciben subsidios sin control alguno, creo un líder carismático sin relación con la realidad, tuvo una muerte que intensificó el mito peronista del crucificado por la patria, tienen en el sindicalismo un socio por conveniencia y ven al que piensa distinto como un traidor, ya que caen en la infamia de creerse estado y no gobierno. Claro, existen las diferencias, pero son más bien coyunturales, ligadas al momento histórico. Los kirchneristas agregan, además, un carácter humanista al movimiento, una forma muy universitaria de aprehender la realidad, el resultado de miles de apuntes de García Canclini que yo siempre odie leer. En el medio hay un país que no se modifica en lo absoluto, que conserva su escasa federalización, su pésima distribución del ingreso y se enfrenta la creciente mediocridad de la vida laboral de aquellos que somos profesionales. Es cierto que en Bolivia y Perú están peores que nosotros, pero vamos, no tienen ni un tercio de nuestros recursos. El kirchnerismo cree que todos seremos felices ganando 5 mil pesos por mes y comprando plasmas y autos en 467 cuotas. Error. Hay que aspirar a la grandeza y saber que cuando uno se va la historia continua. Porque la historia siempre continúa.

Los dejo con el mejor tema de la historia.

JPS

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué pasó con el posteo de ds? Otro arrepentido?

No llegué a escuchar el tema, jaja.


EM.

Anónimo dijo...

ds tuvo una manana complicada . se levanto y vio la foto libidinosa que habia subido y se sumergio en una profunda crisis. lo banco. uno hombre que sabe admitir sus errores es digno, los demas son meros peronistas.

saludos,

jps