lunes, 22 de noviembre de 2010

Pavement - El drama de una generación

Estaban dispuestos en semicírculo. Confieso que pensé: “Pueden abrir con ‘Silent Kid’”. No creí que pasara. Sucedió. Antes, ni bien se apagaron las luces y se abrió el telón, había sonado una pista con un grito visceral que fue lo último que quedó de los ‘90. A diferencia del recital de Yo La Tengo -que fue en el mismo lugar y bajo las mismas circunstancias-, Pavement eligió la mejor lista posible.

Pero volvamos al inicio. Las guitarras, el bajo y la batería de esa introducción deliberadamente caótica formaban una arrolladora base de sonido a la que era difícil resistirse. Había gritos deformes del corista maldito, que fatigaba una pandereta desde un costado. De golpe parecía que muchos ahí recuperábamos el deslumbramiento ante la salida de una banda de rock largamente esperada. Convocados por esa extraña fuerza, MN y bz se perdieron rápidamente en el pogo de adelante. Busqué con la mirada a Malkmus. Lo escuchaba cantar pero no lo veía. El bajista, gordo y con un pelo largo a lo Cobain, se movía en el centro del escenario, haciendo completamente suyo el lugar. Finalmente encontré al cantante: estaba a la izquierda, de costado al público. Es una buena disposición para una banda: Malkmus y el batero casi de costado, el percusionista del otro lado, detrás del otro violero, y el bajista en el medio, todos mirándose entre sí. De algún modo eso también es un intento por difuminar a los individuos ante la potencia de las canciones, emotivas, excitantes, eternas. Pavement se planteó así como un todo, sin preponderancia de ninguna de sus partes.

El segundo tema fue “Shady Lane”. No podría haber habido otro. Con el correr de las canciones –todas celebradas, ovacionadas, bailadas- experimenté unas súbitas ganas de estar tocando ahí, en esa noche, con ese sonido y sobre ese escenario. Lo de siempre: me dieron ganas de ser el baterista de la banda. Párrafo aparte aquí: el de Pavement es el mejor batero dentro de los que se mueven en el ámbito de lo que podemos llamar el caos general. Todavía conserva en su forma de tocar el desorden de los ’90.

No faltaron “Grounded”, “Spit on a stranger”, “Unfair” ni -por supuesto- “Gold soundz”. La plenitud del solo de ese tema nos desbordó.

En el público, ahí adelante, muchos daban vueltas sobre las cabezas del resto, con las piernas para arriba. Otros llegaban al escenario, señalaban a Malkmus y se volvían a tirar. Una chica subió en pleno “Gold soundz”, hizo un gesto de locura con ambas manos y se arrojó de nuevo.

Más alejado, y sobre un desnivel desde el cual veía a la banda completa, yo apreciaba la comunión. Sin tener su edad, me sentí jodidamente identificado con esa banda de cincuentones que siguen rockeando firmes, conscientes de esa forma de verdad y orgullosos del camino que eligieron, aunque éste ya haya llegado a su fin. Es un tema generacional.

Antes solían gustarme bandas cuyo sonido, dentro de los parámetros del rock, fuera un poco más ordenado. Los de Stockton lo cambiaron todo.

Cuando volvíamos, en el auto, dije: “Bueno, mañana a escuchar Pavement”.

Este breve compilado es muestra de eso.


1 spit on a stranger

2 silent kid

3 trigger cut

4 shady lane

5 old to begin

6 gold soundz

7 folk jam

8 type slowly

9 grounded

10 speak, see, remember

11 grave architecture

12 here

13 cut your hair

14 major leagues


BAJAR


EM.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

muy bueno maldito.
me contaron que estuvo jazím de gracia y te dijo que tu banda era mejor.
ds.

Anónimo dijo...

MALKMUS

Anónimo dijo...

ja! Firmó el más grande.

Abrazo, dude.


EM.

Anónimo dijo...

muy bueno em. ademas de un gran baterista, sos un intenso cronista. abrazo,

jps