miércoles, 12 de octubre de 2011

El hombre que podia recordar vidas pasadas


Algunas lecturas recientes y un breve comentario para fomentar la curiosidad del lector.

Soldados de Salamina de Javier Cercas

Mi novia es abogada pero ha tomado la sabia decisión de estudiar Letras. Uno de los libros que la carrera da como lectura obligatoria en primer ano es Soldados De Salamina del escritor español Javier Cercas. El tema de la novela es la relación entre la ficción y la realidad, el arte y la historia; Borges trato el asunto con su genialidad habitual en Tema del traidor y el héroe, Ford hizo lo mismo en su opus amargo y conmovedor The Man Who Shot LIbery Valance. El argumento de la novela parece atractivo: durante la Guerra Civil Española, Sánchez Masas es un escritor mediocre que integra la falange, grupo fascista que apoyaría el gobierno de Franco. Capturado por la República es condenado a fusilamiento pero milagrosamente escapa de la ejecución y se esconde en un bosque. Un soldado anónimo y armado lo encuentra. Sin ninguna razón, luego de mirarlo a los ojos durante unos segundos, el extraño lo deja escapar. Sánchez Mazas utiliza el milagro de su libertad y de su vida para instalar una dictadura conservadora que sumiría a España en una larga noche católica y reaccionaria. Cercas, personaje de su propia novela, no encuentra el centro de la historia y no consigue en 200 páginas lo que Borges logra en 4. El autor da vueltas alrededor de la trama sin encontrar ese momento decisivo en el que el destino escribe la historia, en el que notamos su trazo grueso sobre la endeble realidad. Alguna vez el propio Borges definió a Citizen Kane como “un laberinto sin centro”, el dictamen parece perfecto para Soldados de Salamina. El autor, en su afán por escribir, fue construyendo ciegamente las paredes que lo alejaron, a él y a nosotros, del inasible centro.

2. Ciencias Morales de Martin Kohan

El periodismo se ha entrometido en cada pequeño detalle de nuestra vida. Sin fuerzas para establecer un debate profundo al respecto, cabe decir que, si antes los escritores se inspiraban en El Quijote, hoy parecen estar más influenciados por las sucesivas tapas de Clarín. Ciencias Morales no es el producto de un genio sino el laborioso resultado de un hombre que con dedicación encontró una estrategia narrativa adecuada para contar una realidad, una coyuntura determinada (en este caso, la Guerra de Malvinas y la dictadura militar argentina). El libro se centra en el Colegio Nacional de Buenos Aires, famosa cuna del liberalismo argentino. La actividad de la institución durante los años oscuros es un espejo de lo que sucede en un afuera que no llegamos a ver pero que intuimos en un fuera de campo literario. La trama está hecha con pocos elementos que van ganando en intensidad, un sistema de escritura que es recurrente en la literatura contemporánea. La novela es morosa y peca de alegórica; todo el sistema narrativo de Ciencias Morales está enfocado en demoler el sector liberal de la política argentina, sin contradicciones posibles; la idea-logia termina oprimiendo tanto a la historia como al personaje hasta volverlos meras figuras simbólicas, de cartón. Parece una locura, pero en ocasiones dan ganas de pedirle a los escritores contemporáneos que usen, por Dios, uno poco de imaginación. Después de leer algo tan políticamente correcto me dan ganas de comprar Mein Kampf y depurar un poco el alma.

3. El Americano Impasible de Graham Grenne

El personaje principal de El Americano Impasible es lo que podríamos llamar un héroe ético. Para las grandes potencias es necesario crear figuras éticas que rediman su vergonzosa política internacional, para naciones periféricas como la nuestra es necesario crear rebeldes que nos generen la ilusión de que las cosas pueden modificarse. Graham Greene nos sitúa en la guerra de guerrillas del Pacifico que desembocaría en Vietnam, Corea y el horror. El protagonista es un periodista que pasa por duro aunque, de manera algo obvia, es un hombre sensible que todavía logra impresionarse y perder su escudo de defensa cínico ante algunas trágicas imágenes de la guerra. Muchos elementos del libro no trascienden el cliché de las novelas de Hemingway y por momentos los personajes son meros títeres de las ideas profundas del autor. Debo decir, de todos modos, que a pesar de sus defectos hay algo simpático en el libro, quizás alguna frase deslizada al pasar por Greene, quizás el recuerdo que nunca tuve de una época en la que valía la pena discutir los temas importantes sin parecer un imbécil, quizás la lucha descarnada de un personaje que busca simplemente que alguien diga la verdad, concepto que hoy no vale nada y que es visto como una grosería, una falta de tacto.

4. El extraño caso del Doctor Jekyll y Mr. Hyde de R.L. Stevenson

La dualidad moral como tema es interesante y cabe decir que Stevenson se anticipo a Freud y a Jung en su indagación sobre la escisión de la psiquis humana. Sin embargo, lo que realmente cautiva en este relato y aquello que lo vuelve una obra maestra es su descripción de Londres y la captura de las pequeñas idiosincrasias inglesas; hay una exacta descripción de la manera británica de ver el mundo en conversaciones y opiniones que, sin alejarse de la trama, la enriquecen y le dan un marco sin el cual sería imposible imaginar lo sucedido. Dickens definió a la Londres victoriana como una hiriente ciudad negra, sin ningún tragaluz en la bóveda plomiza del cielo, y eso es exactamente lo que describe Stevenson, como si la verdadera causante de los problemas fuera la pesada neblina que oculta el cielo insular y no las personas atrapadas en ella. Hombres que se acompañan en largas caminatas para permanecer en silencio, farolas que brillan como perlas entre la densa neblina, juegos de ajedrez mudos junto al fuego de la chimenea, pipas que largan un humo espeso y un monstruo interior que parece luchar por destruir la armonía y liberar el impulso destructivo que todos llevan dentro.

5. La Villa de Cesar Aira

Aira es el opuesto necesario de Vargas Llosa; Aira no ve a la literatura como un objeto de museo sino como un continuo vital e interminable que prescinde de las obras maestras y solo tiene la ciega obligación de avanzar hacia adelante. Muchas veces se ha criticado la débil resolución de sus novelas, o la aparición de personajes que súbitamente acaban con la narración, pero esto no es más que una postura literaria, una ética (y una estética) a la que el autor es rigurosamente fiel. Aira trabaja dentro los límites de su famoso procedimiento: empezar una página justo donde quedo la anterior, sin revisar o pensar en una estructura global. Esto lleva a muchos de sus libros al delirio pero también al corazón exacto de una idea. Creo que cualquier novela de Aira es capaz de despertar las más diversas opiniones pero ninguna de ellas deja de sentirse como un objeto vivo, y que esto parece sintonizar a la perfección con el mundo y con la etapa de la literatura que estamos viviendo. Dijo alguna vez un crítico: Produce artefactos literarios que conocemos como “novelitas de Aira”. No son novelas, no son cuentos, no son ensayos, no son poesías, y son todo eso al mismo tiempo. Un privilegio para el lector, simplemente. La Villa es una novelita de Aira sobre un chico de clase media, musculoso y bonachón, que un día decide ayudar a los cartoneros llevando sus carros llenos de basura hasta la villa. Los dos primeros capítulos son extraordinarios y parecen llegar al corazón mismo de una época, luego el libro se deshace en una trama que se reconoce como una farsa y que se lee con liviandad, como el resumen de un mal guionista sobre una película que quiere filmar pero para la que no consigue presupuesto. A la larga todo buen escritor de esta época, desde Borges hasta Aira, no hace más que sabotear la literatura y en ese sabotaje garantizar su existencia.

JPS

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Buenas críticas como siempre JPS. El tema de REM, impecable.
Slds.
ds.

Anónimo dijo...

Gracias, ds! Stipe era muy fachero de joven, y Seven Chinese Brothers en vivo suena tremendo. Lo puse porque REM se separo, a modo de homenaje. Dicen que en Comodoro cortaron la Rivadavia en senal de duelo.

Abz!

Jps