lunes, 23 de mayo de 2011

Lin Shu y Dios


Los improbables lectores de Los Sentimientitos sabrán que los redactores de este blog sentimos especial admiración por el rostro de Monica Vitti, las películas americanas de Fritz Lang (como olvidar Scarlet Street, The Big Heat o The Blue Gardenia), los discos de The Soft Boys y la obra de Jorge Luis Borges. Me veo en la obligación de agregar a este selecto grupo al chino Lin Shu.

Lin Shu fue un escritor de notoria fama entre sus lectores, y quizás el primero en su país en imponer el género literario de la novela, con más de 150 obras publicadas. Su particularidad y su grandeza radica en que siempre trabajo bajo seudónimo, seudónimo que cambiaba una y otra vez, de acuerdo a un capricho sin lógica aparente, con el único fin de ocultar su identidad ante el gran público lector chino.

Nacido en 1852, Lin Shu permaneció alejado de la literatura hasta el fallecimiento de su esposa, hecho que lo sumergió en una gran depresión. Fue entonces que recibió la visita de un amigo, Wang Shouchang, recién llegado de Francia. Souchang era un ávido lector y relató entusiasmado a su amigo el argumento de La dama de las camelias. Apenas terminado el relato, Lin Shu se sentó a escribir su primera novela: La dama de las camelias. Desde entonces y hasta el final de sus días, fueron pasando por su casa amigos que llegaban de países lejanos con historias maravillosas que harían alcanzar a Lin Shu la gloria literaria. Su bibliografía está plagada de clásicos inolvidables. Algunos de los títulos más celebrados de Lin Shu son David Copperfield, Robinson Crusoe, Los viajes de Gulliver, Cartas persas y Estudio en escarlata.

Sobre el Don Quijote de Lin Shu escribe en su diario Ricardo Piglia: La primera traducción al chino de Don Quijote fue obra del escritor Lin Shu y de su ayudante Chan Jialin. Como Lin Shu no conocía ninguna lengua extranjera, su ayudante lo visitaba todas las tardes y le contaba episodios de la novela de Cervantes. Lin Shu la escribía a partir de ese relato, Publicada en 1922, con el título de “La historia de un caballero loco”, la obra fue recibida con gran acontecimiento (…)

Lin Shu no creaba argumentos, los precisaba para darle su forma, su entonación, su alma. Hombres como el ya no quedan. Bernard Shaw ha dicho que todas las cosas vuelven a Dios. Otro poeta no menos célebre afirmo que Dios usa seudónimos para perpetuar sus ideas, aun las que lo niegan; esos seudónimos son los nombres de los hombres que ha creado. Dios (no el Dios moral de los católicos) ha sido Scorsese, Camus y Lennon. Lin Shu ha sido Cervantes, Dumas y Swift. Su operación literaria sea acaso la menos vanidosa de todas. Si Dios es invisible, Lin Shu se propuso serlo y, de alguna forma, lo logro.

JPS

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Que título más humildón.
EHEB

Brunomilan dijo...

Otro que Menard...

Anónimo dijo...

Si, el titulo del post iba a ser "Lin Shu, autor de El Quijote" pero ya habia un post sobre el con el mismo nombre.

Saludos,

jps