viernes, 22 de mayo de 2009








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En el pasar de mi vida he sido convocado a participar de toda clase de eventos y programas. Ninguno de ellos se compara, por amistad y placer, a la invitación que me ha convidado mi amigo “El Gran Ds.” de participar de los posteos de su honorable blog. Me ha propuesto contar algunas anécdotas (sólo las permitidas por la moral y las buenas costumbres) y seleccionar alguna melodía jamaiquina que las amenice. Convenido esto, y aceptada mi calidad de escoria ante su presencia, paso a la anécdota.

Hace un par de febreros, seducidos por las 48 horas de joda, las bellas mujeres y los bajos precios, el Gran Ds., el Sr. Randy Newman y quien escribe decidimos pasar un fin de semana a Gualeguaychú. Asegurarse un techo es lo que haría la mayoría de los mortales antes de emprender este tipo de aventura, no así la Logia del Maxikiosco (fundada por los 3 mencionados precedentemente durante ese fin de semana). Con una demora de 4 horas en la partida del bondi que nos transportaría y un cara o seca perdido, con tres asientos como premio, ante 3 sujetos con igual destino comenzó el ansiado trip. Arribados, cegados por el hambre, la urgencia de un techo y de cumplir con nuestros objetivos, dimos con Esther (no se si es su nombre real, pero si puedo asegurar que la señora tenía cara de portar ese nombre), una mujer de unos 65 años, repleta de arrugas y poco humor que, sentada en una de esas viejas sillas playeras, ofrecía alojamiento a turistas por el fin de semana. Junto a ella fuimos a conocer su ofrecida morada. La primera impresión del lugar fue bastante triste, era una casa en la que normalmente viviría una familia de 4 o 5 integrantes, dividida e improvisada de manera tal que 3 grupos de turistas convivan en ella. En el frente de la vivienda se podía ver un cartel que rezaba “Maxikiosco” ahora tapado por una escasa capa de pintura blanca. Consultado el precio, Esther, respondió: “$80 por día la habitación del frente”, al instante la Logia del Maxikiosco respondió al unísono: “nos quedamos”. La ubicación geográfica de nuestro nuevo hogar no era muy adecuada ya que, quedaba a no menos de 30 cuadras de lo que denominamos habitualmente como “la pomada”, situación ésta hasta el momento ignorada por los nuevos inquilinos. Hicimos un par de chistes sobre el inolvidable y nauseabundo aroma que emanaban las zapatillas del Sr. Randy Newman previo a emprender el maratónico camino en busca de lo que habíamos ido a buscar casi con demencia: joda y mujeres.

Dos o tres horas más tarde nos encontrábamos en un boliche de nombre “Macuba”, colmado de humanos ebrios, transpirados, fanaticos del reggaeton y la cumbia en todas sus variantes. Nosotros ahí, expectantes, groseramente borrachos y fumados con justeza. Observo al Sr. Randy Newman que estaba dialogando con una mujer de medidas mas apropiadas para un pilar del CASI para una dama, de cabello rojizo y con cierto tinte “viejasloquero”. Nos presenta su preza, emprendemos una breve y poco animada charla y el Sr. .Randy Newman le realiza esa pregunta tan contundente y prohibida como bella y simple: “vamos a cojer?”. La respuesta no tardo más de 2 o 3 segundo: “vamos”, respondió decididamente ella. En esta situación voy a detenerme unos renglones. Cuanto más bello seria el mundo si pasara lo mismo con las mujeres más hermosas del planeta?. Cuanto mas lindos seriamos los humanos?. En fin, son preguntas que jamás podré responderme porque nunca sucederá, salvo con mi imaginación.

Ya desvastados por el trajín, el alcohol, las flores y los rechazos, los dos integrantes de la Logia del Maxikiosco se disponían a partir del antro en busca de algún alimento contundente y posterior reposo. Recuerdo que a unas cuadras nos encontramos con una panadería recién abierta que nos hipnotizó con sus aun humeantes facturas. Adquirimos una docena y emprendimos el larguísimo camino hacia nuestra habitación. En la vereda de enfrente observamos que dentro de un local que en sus vidrios tenia pintadas unas palomas blancas, unos corazones rojos y la leyenda “Iglesia Universal del Reino de Dios” que estaban preparando una especie de misa. Nos miramos con el Gran Ds. y nos propusimos, sin decir nada, a entrar en búsqueda de alguna monaguillo o depresiva con una alta dosis de excitación sexual a las 8:30 de la mañana. Ya dentro del recinto, fuimos recibidos poco cordialmente, pero aun así, tomamos asiento en una de las tantas hileras de sillas. Hicimos un paneo femenino del asunto y la sentencia no fue nada interesante. Solo una púber de unos 15 o 16 años que hacia las veces de monaguillo se distinguía del resto de los demás humanos con cara de haber perdido la casa, el amor, la fe en todo y la razón. Ni coraje había tomado y ya estaba preguntándole no se que. Seguro que alguna cosa que me haga saber sobre sus más oscuras perversiones. Obtuve una mirada de rechazo absoluto como consecuencia. Sentado ahora junto a mi colega, un sujeto con un desconocido cargo dentro de la institución, se nos acerca y nos ofrece el “ungüento de la suerte”, una especie de aceite Patito de girasol en un envase similar al del agua oxigenada más barata. Nos jura que palia (uso otro verbo, creo) el dolor, inmuniza la piel contra las alergias, acerca la buena fortuna y varios dones mas. La risa a cada instante era más incontenible, hasta que el Gran Ds. hace una pregunta tan graciosa para mi y tan hiriente para el oferente del brebaje. Sirve también para freír milanesas?. No recuerdo haber emanado una carcajada tal en los últimos 5 años. El sujeto dio media vuelta sin decir nada y partió hacia el improvisado escenario misal. Toda la gente presente nos miraba con caras de entre envidia por nuestro momento feliz y odio por la presunta insolencia cometida. “Los invito a que se retiren”, nos dice que hombre que se presenta como policía local. Ante esa extraña invitación, reflexioné en voz alta diciéndole a este humano: “que clase de invitación es esa??, siempre me han invitado a venir pero nunca a irme”. El gesto forzadamente gentil de su cara desapareció instantáneamente de manera tal que comprendimos que había llegado el momento de despojar de nuestras presencias el lugar.

En el debe, las mujeres. En el haber, un pedo copado, ******, ungüento de la suerte y buenos amigos.

















He seleccionado para amenizar el temazo “Feel like jumping”, del disco “Chiken scratch”, obra del viejito copado este llamado Lee “Scratch” Perry.






7 comentarios:

Anónimo dijo...

por lo menos no pusiste marley.

Anónimo dijo...

¿Hay algo más que Marley?

Anónimo dijo...

Sí, lo he comprobado.
El problema del reggae recide en que el público está compuesto, en su mayoría, por gente sucia y de poca imaginación.
Pero es como condenar al indie porque todas sus seguidoras son feas.
Hay algo más allá de Marley. Será tarea de El Tipo mostrarnos el camino.
Yo lo banco.
ds.

Anónimo dijo...

Dicen los chismes que la entrada de El Tipo provoco un cisma entre los redactores de LSMT. Veremos.

Anónimo dijo...

lo dijo rial. el escritor maldito habría presentado la renuncia.

ds dijo...

sos unos chismosos.
den la cara, putos.

Anónimo dijo...

Ninguna renuncia. No puedo publicar un compilado que armé por un problema de conexión. Tengo que solucionarlo cuanto antes, pero prefiero perderme en el alochol y las drogas.

EM.