jueves, 23 de diciembre de 2010

Las 10 canciones del 2010 VII

No soy periodista de rock (gracias a Dios) por lo que generalmente caigo en la idea planteada por J de Los Planetas en su hermosa canción de Contra La Ley de la Gravedad: nunca me entero de nada. Supongo que mantenerse en esa postura es una forma de conservar la salud mental, alejado de las miles de bandas hypeadas por Inrocks o Rs que rápidamente son olvidadas o tapadas por otras bandas igual de intrascendentes. Este año editó un disco The Arcade Fire, grupo canadiense que no me pega ni una imagen, que atrasa 10 años, que ha tenido una extraña suerte o pericia para transformarse en la nueva gran cosa de un mundo indie que se parece más a las canciones de apertura de Gilmore Girls que a The Fall. Escuchando Arcade Fire comienzo a preguntarme porque no soy fan de Motorhead. Ahí están, sin embargo, elogiados por las revistas del mundo sin mayor justificación que un par de hits que ya habían compuesto antes y mejor los Super Furry Animals.

El genio interminable de Damon Albarn nos regaló su deliciosa canción On Melancholly Hill, ya subida a este blog por EM. Tiendo a emparentar la figura de Macca a la de Damon: acusados de caretas por la inteligencia cultural del momento, con el tiempo sus figuras han ido creciendo por el simple hecho de mirar en retrospectiva el fenomenal catalogo de canciones que van dejando. Es estúpido pedirle a Robert Pollard y Damon Albarn que sean iguales, a largo plazo vemos que cada uno en su estilo han dejado una extraordinaria dosis de belleza y les estamos agradecidos por eso. Refiriéndose a Dali, Sábato decía en su ensayo Uno y el Universo: si alguien es acusado de farsante durante 40 años, ¿no será que esa farsa es en realidad su persona, su esencia?

En la prensa indie local hay un circuito de ideas que se retroalimenta, que va de Lunes Felices a El amante, con personajes en común, amiguismos y una honesta visión de lo que es y lo que debiera ser el arte. Su prédica es el anti snobismo, el elogio de la estupidez (palabras textuales de Diego Tretorola en El Amante), la reivindicación de lo simple. Parece por momentos un discurso chato, que anula el pensamiento, que se cierra sobre sí mismo, que se queda en la paja de Seth Rogen. En este contexto, sin embargo, han hablado maravillas de la pésima película de Lingenti-Villegas Ocio, quizás una de las más absurdas interpretaciones de lo que es el cine, equivocando forma y contenido y calificando a los defectos de la película como, justamente, sus virtudes, dislate que solo demuestra lo decididamente fallida que es Ocio. El otro emblema cultural ha sido el segundo disco de los 107 Faunos, Creo que te amo, elegido como disco del año en alguna publicación. Entiendo la defensa de una forma de concebir el arte que se esconde detrás de los elogios al disco, principalmente por parte de algunos progre-reaccionarios como Zurita de Lunes Felices. El disco es una buena alineación entre intención-expresión y tiene algunos de los mejores temas de los Faunos, pero me parece asquerosamente contemporáneo, demasiado pegado a su tiempo, una estrategia artística y no una expresión del corazón, uno de esos discos que en 10 años nadie va a querer escuchar, nadie excepto un par de snobs que, estoy especulando, pensarán que los demás son tontos. Los Faunos podrían hacer cosas mucho mejores si dejaran de trabajar sobre su propio marketing. La demostración es esta preciosa canción.

En el rock local me decepcioné con el disco de Crema del Cielo (bufones del kirchnerismo) y canté alguna canción de Viva Elástico, que a pesar de algunas letras malas, tienen un gran potencial porque el primer disco suena genial y porque el pibe sabe componer. Por otro lado, los mercenarios sin decencia de Onda Vaga han dejado todo por pegarla y están cerca de su objetivo. Bien por ellos, hay todo un merito (cada vez más común) en artistas que sin tener siquiera un tema bueno se van de gira a Europa y tocan y sacan videos y firman con sello. La era del marketing. ¿Qué puedo decir del disco de Divididos, por ejemplo? No lo escuche y probablemente no lo haga nunca, no me interesa en absoluto.

En mi mp3 han sonado las bandas que integran este catálogo aleatorio. Más adelante me explayaré sobre un grupo en cuestión, aquí les dejo la prueba de que éste ha sido el año maccartney por excelencia. A un fan de Pere Ubu como yo se le cae un lagrimón escuchando la producción de Martha My Dear, la viola cortada de Harrison con la batería, los aplausos de George Martin y el genio de Paul en el piano. Una obra maestra.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

todo muy lindo, pero la cancion de los faunos me parece que esta cantada como el orto (me gusto la letra y la intencion pero dejate de joder no afinan ni un poco) y creo que estas lleno de prejucios (si sale en las revistas es malo?) mostrame tu arte gato a ver cuan independiente y vanguardista sos.

Anónimo dijo...

bueno, gato, pasame tu mail.

Anónimo dijo...

Buen post gato.

MN.